Adaptaciones en el aula para niños con dificultades en el procesamiento sensorial

sep 2, 2024
Verónica Benito (Psicomotricista) y Pablo Tejera (Terapeuta Ocupacional)

LA ADAPTACIÓN

La RAE define adaptación como: “Acomodar, ajustar algo a otra cosa”, en el trabajo en el colegio realizamos adaptaciones de la actividad al alumno, del aula al alumno y no a la inversa… Resulta entonces fundamental poner al alumno en el centro del proceso del aprendizaje, ya que a veces, de manera más o menos consciente podemos priorizar nuestras ideas de aula, proyectos o actividades por encima del niño o del adolescente.

La adaptación forma parte del trabajo que llevamos a cabo los terapeutas ocupacionales, que la entendemos como una modificación del entorno que permite al usuario (niño) participar de forma más satisfactoria en sus ocupaciones (desempeño académico, vestido o alimentación entre otras).

Por lo tanto, las adaptaciones o los apoyos no suponen un retroceso o un fracaso, sino que, muchas veces son el impulso que necesitan nuestros peques para alcanzar logros fundamentales en su desarrollo, como permanecer más tiempo sentado o comer de forma independiente. Esta parte es imprescindible en educación, más aún en educación especial, donde tenemos muy presente que hay que darle a cada niño y a cada niña lo que verdaderamente necesita.

Hay diferentes maneras de realizar una adaptación: podemos modificar la actividad en sí, la forma de completarla, el entorno que la rodea, asesorar a los cuidadores/profesionales o modificar los objetos introduciendo productos de apoyo.

Cuando se plantea implementar una adaptación, siempre nos vamos a apoyar en la valoración y el razonamiento clínico, en el cole donde trabajamos esta valoración se concreta en los siguientes aspectos:

  • Análisis de la actividad: donde se evalúa qué le demanda la actividad al niño, por ejemplo, en el caso de estar sentado siguiendo una tarea de clase, entre otros componentes se están poniendo en juego el control postural (motor) y la atención sostenida (cognitivo).
  • Observación clínica: nos fijamos en las conductas (comportamientos visibles) que podemos observar en el niño al realizar dicha actividad, quizá en esos momentos de tarea puedo observar inquietud, movimientos de extremidades, malas posturas… es entonces cuando hay que administrar el Perfil Sensorial y valorar una posible adaptación.
  • Perfil sensorial: lo administramos cuando hay sospecha de dificultades en el procesamiento sensorial para conocer si el niño tiene un perfil buscador, evitativo, de registro bajo o sensible.

EL PROCESAMIENTO SENSORIAL

La Teoría de Integración Sensorial fue creada y desarrollada por la terapeuta ocupacional y neurocientífica estadounidense Jean Ayres. Ella nos dio la siguiente definición de la integración sensorial: “proceso neurológico responsable de organizar las sensaciones que uno recibe del cuerpo y del entorno, para poder responder y funcionar adecuadamente en relación a las demandas ambientales.”   (Ayres, 1972)

Gracias a las investigaciones de la Dra. Ayres y sus discípulos sabemos que las dificultades en el procesamiento sensorial pueden tener un impacto en el desarrollo y la participación en las ocupaciones de la vida diaria, por lo que la intervención va a ser fundamental.

Todo este modelo se construye en torno a la idea de que la recepción, el procesamiento y las respuestas que damos a los estímulos de nuestro mundo son la base del resto de nuestros aprendizajes.

Como podemos ver en la imagen anterior, la experiencia que el niño tenga en el procesamiento de las diferentes sensaciones de su entorno construirá los cimientos e influirá en el desarrollo de su comportamiento, sus habilidades académicas y su participación en Actividades de la Vida Diaria.

En ese proceso, el niño irá adquiriendo diferentes habilidades que son fundamentales para la construcción de aprendizajes, como la planificación motora, la conciencia corporal o la coordinación ojo-mano.

En nuestro día a día solemos hablar de 5 sentidos: tacto, gusto, olfato, vista y audición, mientras que la Dra. Ayres propuso también la propiocepción y el vestibular, formando así un conjunto de siete sistemas sensoriales. A continuación, hablaremos de algunos de ellos y de las repercusiones funcionales de las dificultades en el procesamiento de cada tipo de información sensorial:

  • Sistema táctil: sus receptores están en la piel y nos dan información sobre el contacto, la temperatura, el dolor… Los niños que tienen dificultades en el procesamiento de estímulos táctiles pueden presentar conductas asociadas como: rechazo a que les corten el pelo, las uñas, rechazo a jugar con texturas o a mancharse…
  • Sistema propioceptivo: sus receptores se encuentran en las articulaciones y músculos y nos dan información sobre la postura corporal y la contracción muscular. Los niños que presentan dificultades en el procesamiento de este tipo de estímulos pueden ser más torpes, tener músculos débiles o no ajustar la fuerza para, por ejemplo, coger un vaso de plástico sin estrujarlo.
  • Sistema visual: muy relacionado con el sistema vestibular, nos da información referente a las formas, los colores y otros atributos de las personas y el mundo que nos rodea. Hay niños que no procesan de forma adecuada la información visual, presentando dificultades en la escritura, en la lectura, en la relación con el entorno a nivel espacial…
  • Sistema auditivo: nos da información sobre los sonidos de nuestro entorno, un mal procesamiento de este tipo de información puede ocasionar conductas desadaptativas ante ruidos estridentes como sirenas, gritos, patios de colegio… con el impacto a nivel social que esto ocasiona.
  • Sistema gustativo: nos da información sobre los sabores de las diferentes comidas que probamos, cuando hay dificultades en el procesamiento de este tipo de información suele traducirse en complicaciones a la hora de participar en lo relacionado con la alimentación.
  • Sistema olfativo: nos da información sobre los olores de las personas y de los lugares o elementos cercanos, va a estar muy relacionado con el sistema gustativo en todo lo referente a la alimentación.

Aunque varía según la corriente de pensamiento, hay ciertos autores que están planteando la existencia de un octavo sistema sensorial: el interoceptivo, este sería el responsable de las informaciones relacionadas con el interior de nuestro cuerpo (sensación de hambre, sed, ganas de ir al baño…)

  • En el procesamiento sensorial hay varias fases: (Delgado, 2019)

    1. Registro: detección de la información sensorial por parte del Sistema Nervioso (y posterior conducción de esta hasta el cerebro).
    2. Modulación: análisis del grado, naturaleza e intensidad de los estímulos para seleccionar y filtrar la información según la importancia que tenga.
    3. Discriminación: diferenciación entre los distintos estímulos para poder categorizarlos y darles un orden.
    4. Integración: conducta final elaborada, incluyendo el comportamiento, las emociones o los gestos generados.

Cuando surgen dificultades en la modulación vamos a hablar de un concepto llamado umbral neurológico, este se refiere a la cantidad de estímulo que es necesario para generar una respuesta neuronal.

Por otra parte, relacionado con la integración podemos encontrarnos estrategias de autorregulación pasivas o activas, en las primeras no hay un control protagonista del niño frente a la situación, mientras que en las segundas sí.

Teniendo en cuenta estos conceptos, la terapeuta ocupacional Winnie Dunn genera un modelo ecológico del procesamiento sensorial que enfatiza la importancia de tener en cuenta las demandas de la actividad y del entorno para potenciar la autonomía del niño.

A la izquierda del eje Y se muestran los perfiles con estrategias de autorregulación pasivas (registro y sensitivo).

A la derecha del eje Y se muestran los perfiles con estrategias de autorregulación activas (buscador y evitativo).

Por encima del eje X se muestran los perfiles con umbral neurológico alto (registro y buscador).

Por debajo del eje X se muestran los perfiles con umbral neurológico bajo (sensitivo y evitativo).

Cuando antes hablábamos de la valoración del Perfil Sensorial nos referíamos a un test que te ayuda a entender a cuál de estos cuatro perfiles de procesamiento sensorial se aproxima más el niño para cada tipo de input:

Buscador: se trata de niños cuyo umbral neurológico es alto, necesitan mucha cantidad de estímulo para regularse, por ello, emprenden acciones para exponerse y recibir dichos inputs, como por ejemplo un niño que no para de moverse, trepa sin parar y parece “no saciarse” en relación con el movimiento.

Evitativo: se trata de niños que tienen un umbral neurológico bajo, es decir, muestran reacciones de rechazo exageradas ante estímulos que para el resto de la población pueden parecer “normales”, como por ejemplo niños que rechazan que les corten el pelo o las uñas por la sensación desagradable que les provoca.

Sensitivo: se trata de niños con un umbral neurológico bajo, a los que les resultan nocivos ciertos estímulos pero que no llevan a cabo acciones concretas para alejarse de ellos. Un ejemplo puede ser niños que se quedan bloqueados o paralizados cuando son manchados por alguna textura como pintura de dedos o espuma de afeitar, no huyen del estímulo, pero en sus caras puede observarse el malestar.

Registro: se trata de niños con un umbral neurológico alto, no realizan una correcta integración del estímulo ya que, ante estímulos que serían agresivos para el resto de la gente, este tipo de perfil de niño parece no reaccionar. Un ejemplo de este perfil son los niños que, estando al lado de unos altavoces gigantes no muestran ningún tipo de incomodidad ante una potencia acústica tan grande.

TIPOS DE ADAPTACIONES

Una vez ya hemos definido qué es una adaptación, qué es el procesamiento sensorial y qué dificultades existen en este proceso neurobiológico, vamos a explicar los dos grandes grupos de adaptaciones: las propias del entorno y los fidgets.

Vamos a ver a continuación algunas estrategias para poder mejorar la autorregulación y, por ende, la capacidad de atención y aprendizaje de nuestros alumnos, poniendo el foco en el procesamiento sensorial. Obviamente, para trabajar la autorregulación se necesita una formación reglada en Integración Sensorial, pero con este documento queremos facilitar a los profesionales del ámbito educativo el fomento de la participación a través del procesamiento sensorial, del movimiento, rutinas de aula y de modificaciones ambientales.

A) ENTORNO: este tipo de adaptaciones impactan en la información sensorial del entorno que recibe el niño, modificándola o graduándola, persiguiendo que alcance un estado de alerta regulado. Vamos a clasificar dichas adaptaciones en función del tipo de información que ajustan:

  • Auditivas: al introducir pelotas de tenis en las patas de las sillas y las mesas de nuestras aulas o al hacer lo propio con un semáforo de control de ruido, estamos adaptando la información sensorial auditiva que le llega al niño en el contexto de su clase. Los auriculares canceladores o reductores de ruido también entran dentro de este tipo de adaptaciones.         
  • Visuales: se encuentran dentro de este grupo las secuencias pictográficas para completar la rutina del aseo, las claves visuales para colocar los pies en unas huellas o la adaptación de un teclado de ordenador con mayor contraste visual. 
  • Posturales: dentro de las adaptaciones de tipo postural encontramos diferentes ejemplos como la cinta elástica para pisar (colocada en silla o en mesa), el cojín propioceptivo de descarga o un reposapiés que permite un apoyo plantar al estar sentado en clase, consiguiendo una mejor ergonomía postural.
  • Espaciales: dentro de este grupo encontramos diferentes rincones diseñados con el objetivo de cubrir una carencia a nivel sensorio-motor del aula. Ejemplos de adaptaciones espaciales serían los rincones de vuelta a la calma, que cuentan con material muy rico de regulación y los rincones de descarga motora, que pueden constar de una bici estática, unos escalones, una elíptica… más la clave visual que debe acompañar a cada una de estas.

B) FIDGETS: Los fidgets o juguetes que se agitan, son objetos que, gracias a su acción mejoran la concentración, liberan el estrés y regulan la ansiedad y el nivel de alerta. Inicialmente fueron pensados para niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Trastorno del Espectro del Autismo o problemas de concentración, aunque cada vez se están viendo más sus beneficios incluso en personas neurotípicas.

Sus formas y texturas incitan a jugar con ellos, algunos responden al tacto, otros incluyen rompecabezas sencillos, pero sea como sea, nos ayudan a mantenernos regulados mientras disfrutamos jugando.

Hay también varios tipos de fidgets:

  • Vestibulares: este tipo de fidgets persiguen la regulación a través del movimiento, los giros, algunos ejemplos de este tipo serían un patinete, una tabla con ruedas…
  • Táctiles: estos fidgets buscan la regulación mediante lo manipulativo: apretando, girando, doblando, espachurrando, algunos ejemplos de esta clases serían un pop-it, llavero Boinks, squeezy…
  • Mordedores: estos fidgets permiten a niños realizar una gran descarga a través de la mordida. En algunos casos, nos encontramos con niños que muerden sus camisetas, a sí mismos o a otros compañeros, los mordedores pueden ayudarles de forma transitoria a redirigir esa energía hacia un objeto que fue creado para ser mordido, hasta que en algún momento este pueda desvanecerse porque se ha extinguido la conducta.
  • Visuales: estos fidgets cuentan con algún tipo de información visual: colores, luces… que por su intensidad, orden o velocidad ayudan al niño a regular su nivel de alerta, algunos ejemplos serían un reloj de arena o un spinner con luz.

CONOCEMOS LOS FIDGETS

Existen una gran variedad de fidgets y es importante tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de comenzar a usarlos en las aulas u otros espacios:       

  • Discriminación de materiales para cada alumno.
  • Guías visuales que acompañen el material, el rincón, la zona o forma en la que queremos que adquiera todo el proceso.
  • Formas de acceder al material.
  • Establecer y aplicar las estrategias.
  • Evaluación del material, intervención y evaluación.

 

EL AULA COMO LUGAR SEGURO

¿Podemos convertir el aula en un espacio seguro, de calma y bienestar para los alumnos? ¡DEBEMOS!

Podemos comenzar con:

  • Adaptar el puesto de trabajo (visto anteriormente)
  • Fidgets/Cajas Antiestrés (visto anteriormente)
  • Actividades de movimiento
  • Control de estímulos
  • Trabajo pesado
  • Mesas de paz/Refugios sensoriales

 

ACTIVIDADES DE MOVIMIENTO:

Hay alumnos que se benefician del movimiento para activarse, es decir, para subir su nivel de alerta, y a otros les ayudará a regularse como descarga a su necesidad de movimiento. Una buena idea para introducir el movimiento en el aula son los descansos motores o también llamados descansos activos, es decir, aprovechar entre asignatura y asignatura, o tener fijados momentos a lo largo de la mañana para hacer algunas actividades motoras.

Algunas ideas:

  • Realización de actividades de Yoga, por sus transiciones tanto corporales como de movimiento, además de otros múltiples beneficios.
  • Hacer actividades con las sillas de clase: levantarnos y hacer estiramientos, saltar sobre el respaldo, hacer flexiones sobre la silla intentando mantener el peso sobre los brazos… (Al ser actividades de trabajo pesado ayudan a regularnos)
  • Poner un poco de música y establecer una coreografía para bailar.
  • Jugar a andar como los animales.
  • Jugar a darnos abrazos de osos o masajes firmes con pelotas Bobath.
  • Tener el material apartado de la zona de trabajo para tener la necesidad de levantarse para cogerlo y luego guardarlo.
  • Tener una cama elástica pequeña en clase para poder saltar.
  • Uso de rocódromos, un ratito de escalada puede ayudar a muchos estudiantes y si no, trepar por las espalderas.
  • Subir y bajar las escaleras haciendo pequeños recados.
  • Utilizar bicicletas estáticas como silla o como descarga.

 

Propuestas de movimiento en aula:

Adecuar zonas dentro o fuera del aula para descarga mediante saltos (imagen 1) estrategias en suelo de coordinación dinámica (Imagen 2) o incluso fichas con secuencias de disociación de dedos (Imagen 3).

CONTROL DE ESTÍMULOS:

Los profesionales que trabajamos en colegios debemos ser conscientes de cómo ciertos inputs impactan en el desempeño de algunos alumnos. Si vemos que a un niño le molesta la luz, vamos a tratar de ponerlo lo más alejado posible de las ventanas o en un lugar donde la luz no impacte de forma directa.

Si se distrae mucho porque todo a nivel visual le atrae, sería recomendable que se colocara en la primera fila y, en general, aunque esto vale para todos, es un hábito positivo como profesorado el intentar no tener muy recargada la decoración del aula.

Si creemos que a un niño le molestan ciertos estímulos a nivel táctil, vamos a acomodar al alumno lejos de los flujos de personas yendo y viniendo, por ejemplo, lejos del cubo donde van todos a sacar punta, mucho mejor al lado de la pared (lugar de protección). Con este tipo de medidas estaremos regulando y adaptando, teniendo el control ambiental del aula.

Por otra parte, existen elementos para conseguir una buena reducción sonora, que ayude a nuestros peques con TEA, TDAH o hipersensibilidad sensorial auditiva a participar de forma más satisfactoria en el colegio. El casco anti-ruido es de los elementos de regulación más utilizados en las aulas con niños y niñas con TEA, estos ayudan a mejorar la concentración y a seguir el ritmo de la clase de una manera más eficaz.

 

Ante alumnos con hipersensibilidad auditiva y/o visual podemos implementar algunas estrategias como:

  • Poner almohadillas protectoras en las patas de las sillas y mesas (de fieltro, silicona, pelotas de tenis…)
  • Colocar alfombras o moquetas.
  • Anticipación cuando se acerquen a un lugar o situación donde vaya a haber más ruido (con horarios visuales o PECS, por ejemplo).
  • Cerrar puertas y ventanas.
  • Poner cortinas gruesas en las ventanas.
  • Uso gafas de sol o incluso gorra en el aula.
  • Sentarlo en un sitio alejado de la ventana o de otros ruidos.
  • Uso de cascos aislantes de ruido o reproductor de MP3.

TRABAJO PESADO

La descarga motora ayuda a la regulación, sobre todo en esos perfiles que consideramos "muy movidos" o en los que están como "espectadores" y no llaman mucho la atención.                                           

Algunos ejemplos de estrategias de trabajo pesado para implementar en la escuela son:  

  • Coger y arrastrar objetos pesados.
  • Realizar desplazamientos portando algo con peso.
  • Lapiceros con pesos
  • Usar el mobiliario de aula para realizar movimientos con la carga de su propio peso (subir y bajar cierto número de veces sobre una silla.)
  • Realizar ejercicios de salto un determinado tiempo.

REFUGIOS SENSORIALES

Un refugio sensorial es un recurso de intervención que proviene de las metodologías sensoriales y que se podría agrupar dentro del grupo de las Sensory Based Interventions (SBI) o lo que es lo mismo, dentro de aquellas intervenciones sensoriales que podemos llevarnos a los ambientes donde se desempeña el niño.

Se trata de un lugar al que se acude cuando alguien siente que está a punto de «desbordarse» y donde hay una serie de elementos para ayudar a recuperar el control de sí mismo. En ocasiones, esa pérdida de control puede deberse a que a nivel sensorial se está viendo abrumado, con lo cual la localización de este espacio debe ser en un lugar donde la información sensorial del ambiente pueda minimizarse para que el niño «se regule».En todas estas zonas “de rescate”, debemos incluir claves visuales, estas deberían ser claras, cortas y secuenciadas.

 

MESAS DE PAZ

La mesa de la paz es un recurso pedagógico que ofrece la metodología Montessori. Se trata de un recurso que pretende ayudar a los niños a ser capaces de gestionar sus problemas, ya sean intrapersonales o interpersonales, fomentando sus capacidades de autorreflexión y de negociación. Por una parte, tendría elementos para ayudar al niño a tranquilizarse cuando está desajustado, en esto se asemeja mucho al refugio sensorial, siendo este último más apropiado socialmente según edad; y, por otra parte, tendría elementos que ayudan a los niños a resolver conflictos con otros.

ACOMPAÑAR Y ENTRENAR EL PROCESO CON EL APOYO DE CLAVES VISUALES

Los apoyos visuales son herramientas que transforman la información verbal en información visual y tienen los siguientes objetivos: mejorar la comprensión del entorno, favorecer el desarrollo de la autonomía personal, la flexibilidad y la autorregulación y proporcionar con todo ello una mayor participación social.

A raíz de la experiencia, valoramos como algo fundamental el uso de claves visuales en los refugios sensoriales o mesas de paz, así como en cualquier área, zona o mueble donde vaya a estar el material de regulación.

En estos apoyos, se va a definir qué hace el niño con el objeto y cuántas veces o durante cuánto tiempo (reloj de arena). Una vez que ya se ha elegido el tipo de adaptación y se implementa con su clave visual, se inicia el proceso de acompañar al niño o adolescente a aprender a regularse sin necesidad del profesional/familiar, buscando su autonomía en este sentido.

EL PROCESO POST-ADAPTACIÓN

Tras la experiencia vivida en el centro, consideramos fundamental que la observación clínica continúe tras hacer efectiva la adaptación, así como una comunicación fluida con el tutor, que nos permitirá obtener información sobre la influencia de esta en el alumno.

Este seguimiento posibilitará el realizar los ajustes necesarios, mantenerla en el caso de que todo funcione según lo previsto o plantearnos retirarla si no está yendo como habíamos planeado.

En este proceso también será fundamental que el tutor observe de cerca al alumno, realizando si es posible un registro para así poder hacer una valoración conjunta más exhaustiva de la eficacia o no de la adaptación en concreto.

CONCLUSIONES

Queremos acabar compartiendo nuestros aprendizajes al reflexionar sobre las adaptaciones en el entorno escolar:

Consideramos fundamental la presencia de las adaptaciones en las aulas, y no estamos hablando solamente de adaptaciones curriculares o metodológicas, sino de una manera de entender la enseñanza como un proceso que se va dando de forma individual en cada niño.

En segundo lugar, ponemos en valor la importancia de la observación clínica, la valoración y todo ese trabajo de despacho “que no se ve”, pero que permite implementar estas adaptaciones, que no son fruto del azar o magia, sino consecuencia del razonamiento de diferentes profesionales.

Por último, queremos destacar la importancia del trabajo multidisciplinar en los colegios, así como reivindicar la figura del terapeuta ocupacional en el entorno escolar. Habiendo realizado un repaso a nivel teórico y práctico por conceptos relacionados con la adaptación, el procesamiento sensorial y la autonomía, resulta fundamental que de forma progresiva los terapeutas ocupacionales entren a formar parte de más equipos de orientación en las diferentes modalidades de enseñanza.

BIBLIOGRAFÍA

 

 

Autores:

Verónica Benito (Psicomotricista) y Pablo Tejera (Terapeuta Ocupacional) del Colegio de Educación Especial "Los Álamos", Centro concertado con la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.

https://www.asociacionsipuedo.com/asociacion/quienes-somos

 

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