Artes y emociones que potencian la creatividad

Centro Botín
ene 13, 2017
Zorana Ivcevic, Jessica Hoffmann y Marc Brackett (Yale University) y Fundación Botín

En la actualidad, la creatividad es más importante que nunca. El cambio climático global está imponiendo cada vez más exigencias, tanto a los países ricos como a los pobres. Existe una creciente necesidad de energía en el planeta. Incluso los países occidentales desarrollados luchan por adaptarse al constante cambio de la realidad económica; y no podemos afrontar ninguno de estos retos con los métodos de actuación tradicionales. Los desafíos del siglo XXI nos exigen idear nuevas formas de pensamiento, de modo que es vital que educadores y responsables políticos comprendan tanto el proceso de pensamiento creativo, como el de logro creativo.

Mejorar las habilidades de inteligencia emocional y la creatividad a través de las artes

Pablo Picasso afirmaba que los artistas eran receptáculos de emociones y vehículos de transformación de las emociones (Picasso, 1988). De igual modo, el prestigioso director de cine Stanley Kubrick comparaba el cine con la música, apuntando que ambos deberían ser una progresión de estados de ánimo y sentimientos a los que se añade posteriormente una temática y significado (Kogan, 1989). Las emociones son vitales para todas las disciplinas artísticas, desde la pintura hasta la escultura, la música, el cine, el teatro y demás artes. Para algunos artistas, esto es un proceso inconsciente y lo perciben como algo automático o natural. No obstante, las habilidades de inteligencia emocional se pueden enseñar, practicar y desarrollar (Brackett, Rivers, Reyes y Salovey, 2012; Rivers y Brackett, 2011), de modo que todos podemos aprender a utilizar deliberadamente nuestras emociones como apoyo al proceso creativo. El contacto con el arte, tanto desde el punto de vista de su apreciación como de su creación, puede ser una poderosa herramienta de enseñanza para mejorar las habilidades de inteligencia emocional y la creatividad en nuestra vida cotidiana y profesional. Ésta es la tesis central de la misión y la visión del Centro Botín, una tesis que fundamentará el desarrollo de programas educativos y los posteriores trabajos de investigación sobre el impacto de los mismos.

En colaboración con la Fundación Botín y el Centro Botín, un grupo de investigadores del Yale Center for Emotional Intelligence está diseñando una serie de talleres dirigidos tanto a niños como a adultos en los que se utiliza el arte como herramienta de enseñanza. Los distintos programas educativos trabajarán a partir de las artes plásticas, la música, el teatro y otras disciplinas artísticas con el fin de que los participantes desarrollen distintas habilidades relacionadas con la creatividad.

El primer objetivo de nuestros programas educativos a múltiples niveles consiste en aumentar las habilidades de inteligencia emocional. Se pedirá a los asistentes que describan el contenido emocional de distintas obras de arte y reflexionen sobre las sensaciones que les provocan. Al poner en común sus observaciones, los asistentes descubrirán que una misma obra de arte puede provocar sensaciones distintas, dependiendo del grado de detalle apreciado o de las asociaciones personales que la obra suscite a cada uno de los que la contemplan, y advertirán que un mismo evento evoca sentimientos diferentes entre las distintas personas. En este proceso, los participantes descubrirán cómo se expresan las emociones y qué información es necesaria para percibirlas correctamente.

El segundo objetivo de nuestros programas educativos consiste en enseñar a los asistentes a utilizar las emociones para su propio proceso creativo. Al imaginar un problema de la vida real representado en una obra de arte, los participantes se distancian de él y logran verlo desde una nueva perspectiva. Se enseñará a los participantes que las distintas emociones pueden tanto ayudar como obstaculizar el desempeño de diversas tareas. Por ejemplo, cuando un participante contemple una obra de arte en la que se representa la tristeza, se le animará a que perciba los tipos de pensamiento que se generan bajo dicho estado de ánimo. Asimismo, analizarán cómo influyen en la actividad creativa diversas emociones como la frustración y el aburrimiento. En una de las actividades, los participantes escogerán una obra de arte que represente su problema y otra que represente una buena solución al problema en cuestión. A continuación, se les pedirá que imaginen que ambas obras de arte son la primera y la tercera pieza de un tríptico, un conjunto de tres cuadros relacionados entre sí. Se les retará a que se imaginen la pieza central. A través de este proceso los asistentes desarrollarán habilidades de pensamiento asociativo, un importante pilar de la creatividad (Russ y Dillon, 2011).

En este trabajo educativo aplicado es fundamental comprender que las habilidades de observación son claves para desarrollar tanto la inteligencia emocional como la creatividad. El arte es un medio adecuado para enseñar a las personas más facetas sobre las emociones y la creatividad. Las obras de arte (desde los cuadros, hasta las esculturas, las piezas de música, la danza y las representaciones teatrales) transmiten emociones y son fruto, en sí mismas, de un proceso creativo. Mientras que hablar sobre nuestras emociones es algo muy personal e incómodo para ciertas personas, las obras de arte nos brindan la posibilidad de analizar dichas emociones al margen de la persona. Así pues, las artes proporcionan un marco donde poder estudiar las emociones con una mayor seguridad psicológica. Incluso aquellos que teman las consecuencias sociales negativas de abrirse a nivel emocional podrán participar en estas actividades educativas que se servirán de las artes como herramienta de aprendizaje.

Nuestra labor de investigación y nuestras actividades educativas tienen como fin primordial dejar que afloren dos elementos vitales de la creatividad. En primer lugar, una actitud de apertura hacia ella, y en segundo, el desarrollo de las habilidades emocionales necesarias para respaldar el esfuerzo que requiere una obra creativa. En este capítulo hemos hecho referencia a ciertos estudios de investigación que demuestran que para alcanzar logros creativos son necesarios rasgos y actitudes personales de apertura hacia la creatividad, pero que por sí mismos no son suficientes. Es importante destacar que las habilidades de inteligencia emocional pueden orientar y regular el comportamiento durante el proceso creativo. Gracias a dichas habilidades podemos convertir las emociones que sentimos en herramientas de inspiración, de manera que guíen nuestros pasos a lo largo del proceso creativo. Al concebir ideas o productos, nuestras habilidades de inteligencia emocional pueden ayudarnos a dilucidar si se ha finalizado el proceso creativo o si aún queda trabajo por hacer.

En el estudio de investigación que nos ocupa actualmente analizamos hasta qué punto la actitud que se adopte en cuanto a la importancia de la creatividad y el contar con un alto nivel de habilidades de inteligencia emocional ayudan a conseguir resultados creativos. Nuestro objetivo reside en idear maneras de utilizar obras de arte cargadas de emociones para ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades emocionales y creativas de forma plena. A diferencia de los programas y centros de educación artística tradicionales, nuestro principal objetivo no es desarrollar las habilidades artísticas de los alumnos; lo que en realidad nos interesa es utilizar la implicación de las personas en actividades artísticas para aumentar su creatividad, tanto en su vida cotidiana, como en el ámbito profesional. Nuestro principal objetivo es aumentar la creatividad social, las habilidades necesarias para incrementar la innovación y contribuir al desarrollo de la sociedad.

 

Zorana Ivcevic, Jessica Hoffmann y Marc Brackett (Yale University) y Fundación Botín

Extraído del libro De la neurona a la felicidad. Diez propuestas desde la inteligencia emocional

 

 

 
 

 

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