¿Cómo diseñar una agenda para aprender a aprender en el cole o en familia?

oct 17, 2024
Alexandra De Santos y Alfredo Hernando

El proceso de aprendizaje de un niño o de una niña es complejo y retador, pero también puede ser divertido y motivador si sabemos acompañarlo de forma adecuada desde el aula y desde casa. A continuación os presentamos siete claves que os pueden acompañar para construir y organizar el día a día desde el cuidado por el proceso de aprendizaje y el bienestar de los más pequeños.

 

1. Punto de partida. Siéntate junto a tus hijos o estudiantes y conversad alrededor de las siguientes preguntas: ¿Qué hacéis para lograr vuestros sueños y metas? ¿Qué ocurre cuando algo no sale como queríamos? ¿Cómo podemos organizarnos?
Recoge sus respuestas y conduce el diálogo hacia una planificación y organización más reflexiva. Lo más importante de una agenda no es que se organice por meses o de lunes a domingo, tampoco se trata de recopilar todos los deberes. Las agendas son herramientas que sirven para orientar nuestros objetivos y hacernos más conscientes, tanto de nuestras estrategias de pensamiento y de organización, como del camino para aprender más y mejor. Por eso una agenda va más allá de encuadrar el tiempo, su naturaleza es la de ayudarnos a alcanzar nuestras metas. Es la herramienta perfecta para modelar cómo aprendemos a aprender.

2. Visualiza el día. Coge 24 Pósits y júntalos en una pared. Separa las horas del día para dormir, las horas de clase, las horas de ocio, el tiempo para comer… ¿cuántas horas al día te quedan para cumplir tus objetivos? Separa los Pósits del tiempo que puedes y quieres dedicar al logro de tus objetivos. Haz un cálculo de horas para un mes teniendo en cuenta los fines de semana, festivos y los días de descanso y excursiones. ¿Cuántas horas quieres dedicar a cumplir tus objetivos? Céntrate en organizarlas y no te dejes abrumar con el tiempo para todo lo demás.

3. Tres columnas mágicas. Para cada una de las sesiones de trabajo propuestas, la técnica de Kanban te será de gran utilidad, sobre todo, en aquellos proyectos llenos de tareas y fases que ocupan más de una sesión y que se alargan en el tiempo. Dispón tres columnas con los siguientes encabezados: 

 

4. Donde mejor aprendas. Huye del mito del pupitre. La silla y la mesa no son siempre el lugar por excelencia para que fluya el aprendizaje. Lista una serie de lugares en los que trabajas mejor. Por ejemplo: un sofá, el salón, el suelo, un montón de cojines, un banco en el parque, el escritorio, la cama, la mesa de la cocina… marca las tareas y actividades que te resultan más productivas hacer en cada uno de ellos. Quizás puedas leer un libro en inglés tumbado en la cama o en el suelo, o incluso corregir textos; pero cuando quieras elaborar un resumen lo tendrás que hacer en el escritorio. Distintos lugares pueden servir para desarrollar distintas tareas y funciones. Crea tu propia lista y relaciona tareas con lugares. Cambiar de espacio nos ayuda a controlar el tiempo y poner el foco en los objetivos de cada actividad.

5. Celebra los éxitos. Los sueños necesitan mucho tiempo para completarse, no esperes al final para celebrar los logros. Marca los momentos de gratificación a medio y largo plazo. En el fondo, gracias a ellos alcanzamos el objetivo final. Crea una lista de recompensas que, a ser posible, no impliquen compra ni gasto económico, y disfruta de los pequeños logros de cada semana y de cada mes.

6. Crea espacios de diálogo seguro. Dentro de la organización de cada día o de la semana, es recomendable reservar un espacio para tener un diálogo constructivo y restaurativo. A través de preguntas, todos los miembros de la familia o de la clase podéis compartir cuál ha sido el mayor reto del día, cómo lo habéis enfrentado, qué os gustaría mejorar para la próxima semana… De esta forma, pondréis el foco en la comunicación y en cómo las palabras tienen el poder de ayudarnos a construir nuestra propia realidad.

7. Construid un muro de los aprendizajes. Con todo lo que hayáis experimentado y compartido a través de los puntos anteriores, buscad algún espacio en casa o en el aula donde ir reflejando todo lo que, como familia o grupo, vais aprendiendo. Tenerlo en un espacio visible y compartido será un gran impulso para afianzarlos y crecer en equipo.

 

Te invitamos a tener la flexibilidad y la empatía como ingredientes principales en la creación de esta agenda. Muchas veces, las prisas del día a día o las necesidades emocionales de los niños y las niñas nos van a obligar a cambiar o modificar nuestras dinámicas familiares o de aula. Y es perfecto. Por ello es fundamental que, en nuestro camino, tengamos estas ideas presentes para fomentar el aprendizaje; pero que, a la vez, sepamos ser consecuentes y respetar nuestro propio ritmo y el de la infancia.

 

 

Alexandra De Santos
Alfredo Hernando
ESCUELA21.ORG

 

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