El silencio que educa

Bienaventurados los que no hablan porque ellos se entenderán (Mariano José de Larra)
jul 24, 2017
Olga Cebrián
Olga Cebrián
Olga Cebrián

Empecé a meditar hace una década, entonces tenía 36 años, si hubiera comenzado hace 30 mi vida sería completamente distinta: habría sido mucho más consciente de mis necesidades  y de las de los demás, seguramente habría sufrido menos -o de forma distinta- y sin recrearme en mi malestar; habría aprendido a estar sola, a vivir la vida con más atención, me habría dado permiso para ser yo misma mucho antes y así haber sido capaz de ofrecer a la vida lo más auténtico de mí. La buena noticia es que siempre estamos a tiempo.

Partiendo de esta premisa creo que es mi responsabilidad -y la de cualquier meditador- poder compartir y dar a conocer esta práctica a los menores, sea cual sea la edad que tengan.

Enseñarles a meditar es ofrecerles un regalo; darles una herramienta para ser, para sentir de forma genuina, un espacio al que ir, un hogar que ocurre dentro de ellos mismos –que les habita desde que nacen– y en el que todo es luz, verdad y autenticidad.

Meditar es una puerta a la libertad, es ofrecer esperanza a millones de niños que anhelan este encuentro. Merece la pena que los adultos hagamos el  esfuerzo de sentarnos a meditar cada día y desde ahí  acompañarles y mostrarles un camino hermoso por el que comenzar la andadura de la vida. 

Un camino sencillo, aunque nada fácil, si no somos capaces de invertir tiempo en ello.

El mundo en que vivimos

Está lleno de ruido, de competitividad y  autoafirmación: nos educan desde niños en la competición y en la comparación y esto nos lleva inevitablemente en la separación y ruptura. Nos sentimos divididos  por fuera y por dentro: “¡Yo soy del Madrid, yo soy del Atleti!, ¡quiero comer pasteles, pero engordan y no son sanos!” … así nos pasamos la vida: dividiendo, dividiendo y dividiendo.

Corremos a ninguna parte, nos convertimos en maestros de la fuga y esa permanente huida nos acaba generando tristeza, confusión y falta de libertad. 

El ego se impone, la autoafirmación nos ayuda a estar protegidos, llevamos una máscara por miedo al qué dirán y pensando que sin ella no seremos aceptados. No somos dueños de nosotros mismos y nos obsesionamos por aprovechar el tiempo, no por vivirlo.

Salimos de nosotros mismos porque no nos gusta lo que somos, ni lo que vemos. Vivimos extra-vertidos-siempre hacia fuera -y conectados permanentemente al ruido que producen las redes, esclavos de nuestros móviles, ordenadores completamente infoxicados y sin tiempo para ser o sentir genuinamente, en el caso de los niños todavía es peor ya que viven asfixiados entre actividad y actividad y siempre conectados, con una vida sedentaria en la que no hay espacio siquiera para moverse y jugar con libertad.

Estamos asistiendo a una crisis de confianza y no somos coherentes con lo que pensamos, decimos y hacemos: así es imposible que vivamos en armonía y con la serenidad que tanto anhelamos.

Existe otra forma de vivir

“Cuando el sabio apunta a la luna, el tonto mira al dedo” (Proverbio chino)

Queremos mirar a la luna, no quedarnos en el dedo y es que hay otra forma de vivir, esa es la buena noticia.

Podemos ofrecer un destino a nuestros niños y adolescentes y ayudarles a ser soberanos de sus vidas y ser más conscientes de todo. Enseñarles a cultivar el amor y confianza en ellos mismos y en  y mostrarles el camino para vivir la vida con total plenitud.

Meditar nos ayuda a volver a nuestro centro, a conocernos, a ser capaces de unir las piezas dividas, a ser más compasivos y escucharnos mejor ( y aprendemos a  escuchamos mejor podremos escuchar mejor a los demás).

Gracias al silencio y la quietud podemos aprender a vivir entre el ruido con armonía, a ser determinados frente a la duda, a auto-dominaros frente a los impulsos  y es nuestra obligación como adultos  (madres y padres, profesores, abuelos, tíos…) dar ejemplo, empezar a meditar y  ofrecer este tesoro a nuestros hijos, alumnos, nietos, sobrinos …

Tenemos una responsabilidad y hay que ponerse a ello. Los adultos somos el espejo en que miran nuestros niños.

¿Qué es meditar?

Meditar no es reflexionar ni dejar  la mente en blanco,  debemos desterrar este mito, no podemos dejar la mente en blanco porque la mente existe para eso: para pensar.

Meditar es aceptar lo que la mente nos trae, aceptar conscientemente todos y cada uno de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales que solo ocurren en el presente.

Es la forma más inmediata de  peregrinar a nuestro centro de encontrarnos con la verdad que somos.

Es la mejor  escuela de aceptación, atención, escucha y compasión y la herramienta más sencilla para alimentar nuestra alma y relacionarnos mejor con nuestra mente y cuerpo.  La meditación nos conecta con el presente y ayuda a vivir en este momento precioso en el aquí y en el ahora.

Gracias a la meditación podemos recuperar la fe en nosotros mismos y en los demás y desde ahí reestablecer nuestra confianza y entender  este milagro que es la vida.

 

¡Párate! ¡Mira!, eso es lo que escucho en la meditación. Y si secundo estos imperativos y, efectivamente, me paro y miro, ¡ah!, entonces surge el milagro.” (Biografía del Silencio, Pablo d´Ors)

Meditación y respiración

Meditar es cultivar la atención, peregrinar a nuestro centro, respiración a respiración  por eso todas las tradiciones meditativas cultivan la respiración como principal anclaje porque  quien  está en la percepción, no está en la reflexión. 

La respiración es nuestra principal fuente de energía, podemos dejar de hacer cualquier cosa pero nunca podemos dejar de respirar. Respiramos siempre, lo sepamos o no y desde luego no elegimos respirar de forma voluntaria simplemente lo hacemos y ocurre mientras vivimos. La respiración siempre nos acompaña.

Si aprendemos a vivir nuestra respiración de forma consciente, podremos vivir en el presente y con presencia. Gracias a la atención consciente y voluntaria en la respiración podemos acceder a lugares inaccesibles dentro de nosotros , relacionarnos mejor con nuestras emociones y ser capaces de entender la magia del círculo virtuoso de la vida: el dar y recibir (inspiro – recibo - expiro- doy).

La respiración nos ancla en el momento presente porque solo puedo respirar el aire de este momento, no podemos respirar el aire de ayer, ni el de mañana . La respiración es en sí  misma un interesante objeto de observación; si  aprendemos a escucharla podemos acceder a una información muy valiosa y averiguar cómo se encuentran nuestro cuerpo y mente  y desde ahí empezar a reconocer nuestro mundo emocional.

Podemos aprender a respirar la vida, a disolver los problemas y no tratar de resolverlos.

¿Cómo podemos meditar?

Meditar no es difícil, lo difícil es querer meditar. Las actitudes básicas son la apertura y la escucha interior. Meditar no es una simple técnica, es un arte y, como tal, requiere entrega, paciencia y confianza.

Hay muchas formas de meditar (muchas copas diferentes para el mismo vino) de modo que cada uno puede elegir la forma que más se ajuste a sus necesidades. La propuesta que os hago en este artículo pasa por sentarnos en silencio y quietud poniendo  atención a unos anclajes más concretos (como son las manos  y la respiración).

Actitudes de un meditador

Las actitudes esenciales para el meditador son dos: la constancia y la humildad. Constancia, para introducir esta práctica todos los días y humildad, para seguir las pautas que se proponen en una determinada disciplina o tradición.


Un método concreto  

  • Postura

Siéntate con la espalda erguida y el mentón metido; visualiza un hilo invisible tirando de tu coronilla hacia arriba. Coloca las palmas de las manos enfrentadas, sea a la altura del pecho o apoyadas en las piernas.

  • Entrega 

Di en tu interior: “Este tiempo lo entrego, no es para mí,  es mi humilde obsequio”.

  • La quietud del cuerpo

Relaja lentamente tu cuerpo de arriba abajo, imaginando que de la cabeza a los pies te va bañando un líquido tibio, brillante y agradable y procura no moverte.

  • La respiración

Observa el recorrido completo de tu respiración: desde que el aire entra y sube por el tabique nasal hasta que llega a la región abdominal, pasando por la garganta, la laringe, la faringe, la tráquea y los pulmones.

Sigue el ritmo natural y regular de tu respiración, sin forzarlo; quizá pueda ayudarte contar el número de respiraciones del 1 al 10 y vuelta a comenzar.

  • Las manos

Coloca las manos siempre enfrentadas, sea en el regazo, a la altura del abdomen, sea a la altura del corazón.

Pon tu atención en el centro de la palma de tus manos; acaso percibas el cordón de energía que las une.

Las manos, y en particular el centro de las palmas, son un poderoso centro energético, algo demostrado tanto naturalmente (las manos acuden espontáneas allí donde hay dolor) como culturalmente (en Occidente nos saludamos estrechándonos las manos o abrazándonos).

  • Frente a las distracciones

Si te vienen pensamientos, sentimientos, imágenes o distracciones, déjalos pasar sin enfadarte, sino sonriéndoles por dentro.

  • Tres anclajes:

Mantén tu atención amorosamente sólo en estos tres pilares: la respiración, el centro de la palma de tus manos y tu respiración.

 

¿Qué necesito para meditar?

  • Querer meditar y entregar ese tiempo meditado a la vida y a los demás.
  • Una silla, un zafu o cojín para sentarte o un banquito de meditación.
  • Un espacio tranquilo a ser posible donde puedas pasar 20 minutos en soledad sin que nadie te interrumpa.
  • Una alarma para llevar control del tiempo (existen muchas aplicaciones que reproducen el sonido de una campana, gong…) es importante que este sea un sonido suave.
  • Ropa cómoda.

Algunos consejos que nos pueden servir a la hora empezar a meditar

  • Empieza a meditar regularmente, cada día, es mejor comenzar por 5 minutos e ir aumentando el tiempo a medida que vas siendo más constante en tu práctica.
  • Mantén siempre la espalda recta : “imagina que un hilo invisible tira de la coronilla hacia el cielo”.
  • Mantén el mentón un poco bajo con el cuello relajado.
  • Si aparecen dolores o incomodidad corporal y vas a moverte, hazlo muy despacio y de forma consciente.
  • Lleva siempre la atención a tu respiración
  • Mantén la atención al centro de las palmas de tus manos
  • Si aparece alguna distracción (pensamiento, dolor corporal, emoción ): La miras, reconoces, sonríes y vuelves a tu respiración.

La importancia del Ejemplo

Los adultos (padres, familiares, profesores, …) jugamos un papel fundamental en la vida de un niño o un adolescente.

La idea de enseñar a meditar a los niños y adolescentes se nos antoja difícil porque en Occidente no la hemos incorporado como una parte esencial en la educación de los niños y en el conocimiento y desarrollo óptimo de sus  habilidades.

Existen precedentes en educación con una clara apuesta por el silencio y la quietud:  María Montessori o Rudolph Steiner fueron visionarios en este sentido y han incorporado el silencio en las aulas como una herramienta mágica para alumnos y  docentes.

Para educar en el silencio  todos los  adultos jugamos un papel importantísimo ya que debemos ser capaces de convertirnos en los espejos serenos y silenciosos en los que el niño puede mirarse.

El docente, en concreto, es un ejemplo a seguir, un importante referente  que puede ayudar al niño a conocerse y a autorregularse.

Es muy importante que recordemos que nunca podemos obligar ni imponerles el sentarse a meditar; debemos meditar con ellos y adaptarnos a las necesidades y ritmos de cada niño y edad.

 

¿Qué queremos fomentar en la práctica del silencio o meditación con niños?

Frente a la autoafirmación y costumbre de competir con los demás:

  • Fomentamos la  común-unión. Buscamos prácticas que hagan que se sienta parte de un todo, que le una a los demás niños y que acabe con la división y que promuevan  la unidad sin competición.
  • Fomentamos la  gratitud y responsabilidad de sus actos y emociones.


Queremos que el niño cultive su niño interior, que evolucione de la forma más nutritiva posible y que no deje de ser un niño. No queremos aplastar la consciencia brillante que les caracteriza y su capacidad de vivir en el presente.

 

Beneficios directos del silencio, quietud y atención plena

o   Libertad para ser nosotros mismos

o   Claridad mental

o   Alegría de vivir

o   Despertar la bondad y compasión

o   Fomentar la unidad desde el silencio (ahí no existen divisiones)

o    Vivir con más  calma y autodominio

o   Reconocerme a mí mismo y mis emociones

o   Aceptación deliberada y consciente de lo que somos.

o   Escucha y empatía

o   Reducimos la agresividad y reactividad (el piloto automático)

o   Reduce los niveles de ansiedad y ayuda a combatir el estrés la depresión y el trastorno de atención

o   Es una escuela de confianza

o   Encuentro con el yo profundo, no el yo superficial

o   Todo lo que hacemos desde pequeños es autoafirmativo, esta es una actividad no autoafirmativa

o   El silencio educa y ofrece oportunidades de vivir sin luchar con la vida.

o   Controlar impulsos y tener compasión (desde preescolar)

¿Cómo meditamos con niños y adolescentes?

En el caso de un niño podemos proponer diferentes formas de conectarse con ellos mismos y con los demás, lógicamente no todas las edades demandan lo mismo, debemos estar atentos a sus necesidades reales y ser capaces de ofrecerles un espacio en que puedan meditar y hacer silencio.

Los adultos siempre queremos que los niños hagan lo que nosotros sentimos que tienen que hacer: les pedimos calma (“ ¡estate quieto, cálmate!” ) pero no les enseñamos a hacerlo, les pedimos que presten atención (“¡ presta atención!”)  pero tampoco les decimos cómo hacerlo.

Si queremos enseñarles a meditar debemos entrar en una lógica diferente; ser cercanos, amables y creativos y aprender a cultivar la paciencia - otro gran fruto de la meditación – para poder acompañarles mostrándoles el camino y que puedan vivenciar y experimentar que se siente cuando se está calmado, atento, solo así aprenderán cualquier cosa que se propongan.

El silencio en las aulas (la importancia del rito)

El niño para su desarrollo solo necesita tres cosas: amor, atención y constancia ; la meditación les hará cultivar estas actitudes.

Para llevar el silencio a las aulas y ser capaces de educar en el silencio lo idóneo es recrear un rito y para eso hay que seguir unas pautas claras y sencillas:

o   Elegir siempre una hora (la misma) cada día para destinar tiempo y entrega a esta actividad.  

o   Incorporar la meditación al plan de estudios como un complemento claro del mismo.

o   Es importante que lo hagamos siempre en un espacio concreto, un espacio que esté decorado por ellos, un espacio en el que se respire alegría, donde reine la serenidad al que puedan acceder  descalzos y puedan sentarse en el suelo, decorado con pañuelos , velas … un espacio que facilite la entrada en una lógica diferente , un espacio en el que ser y nada más.

¿Cómo tiene que ser este profesor?

Comprometido con su práctica diaria y personal de silencio y quietud

Que comparta con otros profesores y medite en grupo (lo ideal sería hacerlo 10 o 15  minutos al día antes de las sesiones con los alumnos) esta práctica propicia un estado de mayor bienestar al profesor que se irradia  claramente en su vida y jornada de trabajo.

o    El saludo: saludar cada día de forma consciente, con presencia, amabilidad y amor por cada individuo.

o    Tiempo para el silencio: programar momentos de silencio en el aula: sentados en círculo, a primera hora del día sería lo ideal, pero si no puede adaptarse a la hora que ellos lo pidan.

o    El rincón de la paz: Linda Lantieri profesora neoyorquina, autora de libros como «Inteligencia emocional infantil y juvenil», propone la búsqueda de un  espacio en el aula o en el centro al que llamar “El rincón del silencio o de la paz” en el que los niños encuentren un espacio donde retirarse y ser capaces de encontrar calma para resolver sus problemas.

o    Acuerdos voluntarios: ser capaz de llegar  siempre a acuerdos con los alumnos: no hay que obligarles, el grupo de alumnos siempre acompaña y ayuda.

o    Diario personal: hacer un diario personal de dibujos (para niños más pequeños) y de escritura ( para adolescentes ) donde se recojan las prácticas y experiencias durante las sesiones de meditación.

o    Diálogo tras la práctica: establecer siempre un diálogo con los alumnos tras la práctica como espacio para expresar sentimientos y sensaciones.

o    Acompañamiento; y lo más importante: hacer seguimiento de cada alumno, con presencia del profesor, rigor y constancia.

 

Diferentes formas de abordar la meditación según la edad del alumno

Cada edad demanda una forma diferente de abordar la práctica de la meditación y el cultivo del silencio interior:

 

Grupos de alumnos entre  5 y 7 años:

En esta edad se trabajan el asombro y la creatividad.

La propuesta pasa por proponer  juegos y visualizaciones en las que la respiración juega un importante papel. Podemos cantar con ellos, bailar, sentarnos a respirar. Lo ideal es que no sean prácticas de entre 2 a 5 minutos.

Grupos de alumnos entre  8 a 10  años:  

En esta edad se trabajan la conciencia de sí mismos.

La propuesta pasa por proponer  juegos y visualizaciones en las que la respiración siempre juega un papel importante. En estas edades podemos inventar cuentos y empezar a sentarse en silencio y respirar. Lo ideal es que no sean prácticas de un máximo de 10 minutos.

Grupos de alumnos 11 a 14 años:

En esta edades los niños empiezan a mirar al grupo, empiezan a trabajar la confianza, lo genuino y a medirse y verse con sus pares. Quieren relaciones entre iguales y necesitan apoyo y límites.

En estas edades necesitamos ya hablar de los beneficios directos de la meditación, del auto-amor y aceptación (son edades más complicadas de adolescencia y empezamos a encontrarnos con casos de bullyng entre adolescentes). Es importante que trabajen con mantras, respiración y sientan que la meditación y el silencio les lleva a un lugar que les haga sentir más seguros. Hay un hermoso trabajo que hacer con la compasión y podemos hacer sentadas formales de silencio de hasta 30 minutos de duración. En estas edades es bueno que cada día sea un alumno el que lleve al grupo liderando las dinámicas en los espacios de paz o silencio.

Grupos de alumnos 14 a 18  años:

En estas edades el individuo busca su lugar en la sociedad y encajar en ella La gran pregunta aquí es ¿Quién soy yo? Tienen una dotación cognitiva muy alta y es una edad peligrosa en la que la vida transcurre en un permanente experimentar. Es el momento de conocer los límites de cada uno al mismo tiempo que se experimenta (por ejemplo con experiencias sexuales e incluso algunos comienzan el consumo de drogas para formar parte de un grupo de pertenencia). Es importante que dialoguen mucho entre ellos, reducimos las prácticas a 10 o 20 minutos y lo ganamos en diálogo y salidas a pequeños retiros y convivencia de hasta 48 horas.

Si somos capaces de despertar este anhelo en los niños y les enseñamos a meditar en silencio y quietud, no dudéis que conseguiremos transformar el mundo –a mejor.

 

Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas

-D´Ors Pablo (2012). Biografía del silencio. Madrid. Ed. Siruela
-Eline Snel (2013). Tranquilos y atentos como una rana. Barcelona. Ed.Kairós
-Daniel J. Rechtschafen (2017). El Cultivo de la consciencia y atención plena para profesores  y alumnos. Ed. Gaia
-Antony de Mello (1982). El canto del pájaro. Santander. Ed. Sal Terrae
-John Main. (2016). Una palabra hecha camino. Ed. Sígueme
-Nicolas Buxton. (2015). El silencio interior. Ed.Sígueme
-Jon Kabat-Zinn (2007). La práctica de la atención plena .Ed. Kairós
-Shunryu Suzuki (2014). Mente Zen, mente de principiante. Gaia Ed.
-Eckart Tolle (2001). El Poder del ahora . Gaia Ed.
-Eckart Tolle (2009). El Silencio habla. Gaia Ed.
-Thich Nhat Hanh (2016). Hacia la Paz interior. Ed.Debolsillo
-Joan Garriga (2006). Dónde están las monedas .( Barcelona)  Ed. Ridgen
-André Louf (2011). Iniciación a la vida espiritual . (Salamanca ) Ed. Sígueme
-Amoda Maa (2016). Radical Awakening. Ed. Watkigs
-Anita Moorjani (2015).  ¿Y si esto ya es el cielo? Gaia ediciones
-William Hart (2003). El Arte de Vivir: Meditación Vipassana. Ed. Edaf
-Yumi Sakugawa (2015). There’s no right way to meditate and other lessons . Ed. Adams Media.
-Jack Kornfield (2013). Camino con Corazón. Ed. La Liebre de marzo
-Michal Beaucaire (2012). Meditar con Mandalas. Ed. Edaf

Vídeos y webs de referencia

Vídeo "Solo respira"
www.amigosdeldesierto.org Red de meditadores fundada por Pablo d´Ors
www.aomm.tv Clases de yoga y meditación con clases especiales para niños
www.mundoprimaria.com Recursos didácticos gratuitos para niños
 

Olga Cebrián

Co-fundadora de aomm.tv y miembro de Amigos del Desierto

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