El tren ER pasa por Magariños

¡Veamos cómo ha ido la ruta de estos pasajeros en su recorrido por este programa educativo!
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may 19, 2016
Pablo Calzado

El proyecto  ya había empezado en otros centros, así que nos subimos a un tren en marcha, con las pertinentes carreras para no perderlo. A pesar de todas las prisas, los agobios, que solo podíamos formar parte de él ocho personas... el programa se convirtió en un éxito en el centro.

Los cuatro recursos (Banco de Herramientas de Primaria, El Coro de las Emociones, Reflejarte y Lectura y emociones) comenzaron a entrelazarse con las actividades curriculares programadas, intercambiando experiencias entre las diferentes responsables de los recursos y realizando más actividades que las que nos pedían para la formación en red. En este momento el Magariños comenzó a hablar y a estimular esa parte de la inteligencia, trabajada de forma oculta hasta el momento, y que ahora consideramos imprescindible y vital para el desarrollo integral no sólo de nuestros alumnos, sino también del profesorado, la Inteligencia Emocional (Inteligencia Intra e Inter personal).

Así, empezamos a expresar nuestros sentimientos y emociones en el quehacer diario con nuestros alumnos y alumnas y con las compañeras y compañeros. En algunas aulas, siguiendo las estrategias de pensamiento de Javier Bahón, elaboramos un diario de pensar, en la que cada alumno al terminar el día tenía que escribir y compartir con sus amigos qué había aprendido ese día, con quién lo había aprendido y que había sentido.  Las magníficas sesiones de formación con  Ana Sanjuan nos sirvieron para conocernos a nosotros mismos y  a nuestros compañeros. Nos  enseñaron a mostrar nuestras debilidades, fortalezas, sentimientos.

Emoción, agobio, miedo, alegría, empatía, bienestar, felicidad, más estrés por las prisas que tenemos siempre en las escuelas, entregar a tiempo las tareas, malestar por los problemas técnicos y una gran alegría por ver que realmente obteníamos resultados muy buenos en la mejora de las relaciones,  el clima de las aulas y del centro en general son algunas de las emociones que empezamos a compartir y expresar en equipo.  Quizás la resiliencia fue lo que más nos caracterizó durante ese curso porque el desconocimiento del programa, las improvisaciones en la organización junto con el estrés del día a día nos hicieron sentir agobiados en muchas ocasiones, pero los buenos materiales y su facilidad para ponerlos en práctica en las aulas, nos ayudaron a no tirar la toalla.

Los alumnos de primero, justo con sus padrinos lectores de cuarto,  nos emocionaron a todos con su "Árbol de las emociones" dónde cada uno aportó una prenda emotiva e importante, explicando a los compañeros las emociones que les producían dichas prendas. Aprendieron también a valorar una exposición de arte expresando sus emociones con suma facilidad e incorporando a su vocabulario las emociones aprendidas, dejando sumamente sorprendida a su profe Encarna. También se trabajaron las emociones a través de la literatura con unos trabajos preciosos que hicieron los alumnos de la profe Marina.

En la clase de segundo, dónde había un gran número de niños con dificultades de atención y problemas de comportamiento, la profe Laura Eiroa hizo un gran trabajo con el banco de herramientas  intentando descifrar los miedos de cada alumno.

En el aula de sexto, dónde se llevó a cabo el Banco de herramientas, además de un cambio comportamental de los alumnos, la motivación fue tal que los propios alumnos decidieron llevar a la práctica alguna de las actividades propuestas, grabando pequeños cortos sobre el maltrato sutil con su profesora Mª Carmen y la ayuda de Alfonso.

El aula en la que los resultados fueron más visibles fue en cuarto, dónde se trabajó el Coro de las Emociones y se llevaron a cabo numerosas actividades por parte de la tutora Laura quien, al trabajar siempre de forma cooperativa, aprovechó estos recursos para mejorar la cohesión de grupo.

A pesar del miedo inicial de la responsable, Mónica, que no tenía ni idea de música, ni de canto y mucho menos de coro el resultado fue impresionante, gracias a la colaboración desinteresada de  Lucía, la profesora de música (actual responsable del recurso) y su marido Marco Lucato, director de un coro de verdad y profesor de música en la Universidad.

Los beneficios se vieron reflejados no sólo en el clima de aula, sino que de forma específica en varios alumnos muy tímidos e introvertidos, uno de ellos con problemas de conducta y agresividad. Durante las  sesiones previas a la actuación, este alumno en cuestión, manifestó un rechazo hacia el baile y el canto "Esto no me gusta. No sirve para nada.- Cual fue nuestra sorpresa al verlo disfrutar bailando y manifestar que se sentía Bailarín en la actuación ante todo el colegio. Su relación con los compañeros mejoró notablemente; no sólo desaparecieron de forma progresiva las agresiones, sino que estableció relaciones más cercanas y emotivas.

En otras aulas, Alfonso y Rosa, a pesar de no ser responsables de ningún recurso, pusieron en práctica muchas de las actividades propuestas, pues encontraron un buen material para trabajar dinámicas de cohesión de grupo, tan importantes en la metodología cooperativa que llevan a cabo en sus aulas.

En el presente curso académico, casi todo el centro está trabajando los diferentes recursos del programa. Los compañeros comenzamos a compartir los aprendizajes y recursos del curso pasado y los incorporamos a las diferentes aulas del centro. Sin duda, este proyecto nos enseña el camino a la inteligencia emocional y a sus dos inseparables compañeras: la inteligencia Interpersonal y la Intrapersonal. Todo esto, unido a una metodología (cada vez más usada en el centro) como el aprendizaje cooperativo, donde el alumnado debe mantener unas relaciones directas con el resto del alumnado con el que trabaja, cuidando al máximo los sentimientos, mejora la formación integral de nuestros  niños, de nuestras niñas.

Es cierto que aún tenemos mucho que aprender, que aún nos falta experiencia para saber resolver los conflictos de una forma positiva, aceptando nuestros errores y reconociendo las virtudes del otro;   en ocasiones las discusiones se nos suben de tono, pero también es cierto que  formar parte de este proyecto nos ha unido más, incluso fuera del centro, ampliando nuestra relación laboral a una relación personal de amistad: nos reunimos para disfrutar de buenas comidas y buena compañía. Nuestro reto es seguir emocionándonos cada día y hacer más participes a las familias para que ellas también se emocionen con el Magariños.

 

Alfonso Mariño, director del centro, y Laura Patricia Bea Franco, Jefe de estudios.

Coordinadores del Programa Educación Responsable y profesores en el CEP Antonio Magariños Pastoriza de Cambados, Pontevedra. (Galicia)

 

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