Espacio para familias, compartiendo experiencias
Mi motivo principal para acercarme a este espacio ha sido tratar de buscar herramientas para gestionar la frustración de mis hijas ante los fracasos.
Compartir también ayuda a relativizar, coger perspectiva, sentirse mejor con uno mismo y tener más energía para mejorar.
El Espacio para Familias es una iniciativa de la Fundación Botín para dar respuesta a esta necesidad y lo hace además utilizando las artes como vehículo para promover la reflexión, la empatía, la expresión emocional, la creatividad y la comunicación en familia.
Un año más puedo decir que ha sido una gran experiencia. Las familias se han implicado aportando sus vivencias, opiniones, miedos o dudas sobre la educación de sus hijos enriqueciéndonos a todos los participantes. Además de las reflexiones o pautas tratadas en el Espacio, todas las sesiones han incluido una pequeña tarea para lograr la transferencia de lo aprendido a la vida cotidiana. Esta actividad ha favorecido el cambio de algunas dinámicas familiares.
La primera sesión del Espacio de Familias se ha titulado ?Yo un modelo para mi hijo/a?. Sabemos que los niños aprenden mucho más de lo que ven en sus padres o educadores que de lo que se les dice, por esto es fundamental tomar conciencia de qué estamos enseñando con lo que hacemos y lo que somos. El cambio en los niños siempre empieza por un cambio en sus padres, si queremos que ellos aprendan a gestionar bien sus emociones tendremos que empezar por gestionar bien las nuestras. Este punto de partida ha permitido trabajar el autocontrol y el manejo del estrés y según han manifestado varios de los participantes, les ha servido para reducir las tensiones en el hogar y manejar mejor las situaciones. En referencia a este aspecto, Ana lo refleja así:
?me ha hecho reflexionar y hacerme otros planteamientos sobre mis emociones en el proceso de ser padres, como un proceso de mejora continua en el que se puede actuar de muchas formas, pero que hay que buscar la manera de hacerlo más fácil, más tranquilo, más feliz?.
Otro tema al que dimos espacio es a “La comunicación entre todos los miembros de la familia”. Aprender a escuchar de forma activa es un reto para cualquier persona, especialmente cuando hay un conflicto o cuando las emociones están a flor de piel. Escuchar ?bien? no sólo cambia aquello que decimos si no también lo que escuchamos. Sentirse comprendido allana el camino de cualquier negociación, desde la que tenemos con nuestro hijo de cinco años que quiere seguir jugando en el parque hasta la que tenemos con nuestra pareja sobre lo que es adecuado o no para un hijo.
Otra cuestión que preocupa a la mayoría de los padres es la de “Establecer unas normas y unos límites” que ayuden a madurar y crecer de forma segura a sus hijos. Reflexionando sobre esta cuestión surgió el tema de las rabietas. Normalmente cuando vemos una respuesta emocional desproporcionada en nuestros hijos la tendencia es a amenazar con castigos o reñirles. Dígase el momento en el que uno está vistiendo al niño para salir de casa un poco apurado, no le entra bien la manga y sin saber por qué empieza a gritar, patalear y llorar. Una respuesta habitual podría ser ?¡tenemos prisa!, si sigues así no iremos al parque?. Pues bien, este tipo de respuestas no hace más que echar leña al fuego, porque en ese momento el niño no está conectado con la parte más racional de su cerebro y el ?cerebro emocional? lleva las riendas. En estos casos una respuesta más empática del tipo ?cariño ya sé que no te gusta vestirte, mamá ya está terminando? le calmará mucho más y luego podremos hablar con él de las reacciones que ha tenido.
También hubo un espacio para “La autoestima”, un factor clave en el desarrollo emocional y social de los niños. Una conducta que, aunque se hace con mucho amor, va en detrimento de la autoestima, es la sobreprotección. Cuando les negamos la posibilidad de equivocarse y aprender de las experiencias, les impedimos también sentirse realizados y desarrollar su autonomía. Si tuviera que resaltar un solo aspecto para favorecer la autoestima de un niño sería la ACEPTACI?"N, aceptar a los hijos tal y como son.
Durante todas las sesiones trabajamos de forma trasversal la creatividad utilizando las diferentes artes. Usamos la escritura creativa en forma de carta para que a través de la misma los asistentes desarrollaran la empatía hacía sus hijos y nietos. De la misma forma usamos diferentes pinturas famosas que reflejaban familias en diversas situaciones para analizar el lenguaje no verbal. También utilizamos los cuentos, la improvisación teatral, la danza y la música para tomar conciencia de distintos aspectos relacionados con la educación emocional. Todo ello en un ambiente relajado y de confianza que ha permitido a las familias aprender y expresarse.
Referencias: Siegel, D. J. y Bryson, T.P. (2012)El cerebro del niño. Barcelona: Alba Editorial
Alicia Martínez Peral,
Psicóloga, Máster en Psicología Clínica y de la Salud (Universidad de Málaga) y Máster en Terapia Familiar Sistémica (Universidad Autónoma de Barcelona). Terapeuta. Psicóloga colaboradora en el Área de Educación de la Fundación Botín.