La psicología de la creatividad

jun 27, 2017
Manuela Romo

¿Qué es la Creatividad?

Manuela Romo
Manuela Romo

La definición que propongo –y no soy la única– es una definición operativa de la creatividad, es decir, que ha de partir de los resultados y ser totalmente objetiva –como defendía Bridgman desde el positivismo lógico que debieran ser las definiciones científicas–, plantea que el proceso que lleva a esos resultados originales y que tienen valor en un contexto de referencia, es un proceso cognitivo, una forma de resolver problemas; claro está, unos problemas muy especiales, o, ¿no es pensar componer una sonata, un poema, pintar un cuadro, inventar un spot publicitario, una nueva aplicación para móvil o formular una nueva teoría científica?

Esto que es imprescindible, sin embargo, no es suficiente porque creatividad también es una forma de ser y de estar en el mundo. Yo siempre digo que la creatividad nos ha llevado desde las cavernas hasta Saturno. Es la creatividad la responsable de la evolución humana: la capacidad de crear nueva información, más que de reproducir con habilidad la existente que sería más propio de la inteligencia; es la habilidad de encontrar y formular nuevos problemas y resolverlos de una manera innovadora, única, original frente a la capacidad de resolver problemas ya definidos cuya solución está determinada de antemano. Frente a la inteligencia, según se evalúa en los test tradicionales, la creatividad funciona con problemas mal definidos, abiertos cuya solución es desconocida y debe aportarla el sujeto. De cualquier manera, la creatividad en su dimensión aplicada debe interaccionar con la inteligencia, de hecho la presupone: no puedes hacer una teoría sobre el big bangsin una gran inteligencia matemática o una revolución social sin una gran inteligencia interpersonal…

¿Qué características tiene el sujeto creativo?

Los anglosajones hablan de las cuatro “P”: persona, proceso, producto y “press”, que, aquí llamamos contexto o situación. Las cuatro son necesarias para que haya creatividad: ¿de qué serviría inventar una máquina de vapor si nadie la va a conocer, a utilizar, a beneficiarse de ella y a partir de ahí crear otros adelantos que mejoren esa máquina inicial? Como dice Csíkszentmihályi, la creatividad está en la interacción entre los vértices de un triángulo: individuo, campo y ámbito.

Hace falta una persona, un individuo creativo, con esas habilidades mentales de encontrar problemas, formularlos y resolverlos de forma original y valiosa, una persona que ama profundamente su trabajo por encima de recompensas externas, independiente de juicio e independiente socialmente, abierta y curiosa, confiada en sus habilidades aunque a veces se estrelle, pero esto no importa porque es tenaz ante los obstáculos y capaz de asumir riesgos. Pero no hay creatividad si ese producto no accede a un campo de conocimiento que será modificado gracias al mismo y si no hay un ámbito o conjunto de expertos en ese campo que deciden que merece la pena incorporar ese producto a la disciplina y cambiarla, por tanto.

De las cuatro “P”, la cuarta sería la que tiene que ver con esos contextos favorecedores para la creatividad. Familias que estimulan al niño que tiene un interés en un campo, que favorecen su independencia para experimentar, conocer, sin penalizar los errores que han de ser vistos como una forma de aprendizaje. Ambientes educativos o laborales que no fomentan la competencia, lo cual se traduce en potenciar los motivos externos frente a los intrínsecos propios de la actividad creativa… ¡Ya compite la persona creativa bastante consigo misma!

Ambientes que permiten la libertad de tomarse un descanso, un periodo de incubación, donde poder desconectar a la vez que estamos favoreciendo procesos mentales asociativos. Tenemos ejemplos de empresas creativas con salas de descanso y pizarras donde se puedan anotar ideas que surgen de repente y pueden ser buenas, empresas donde los problemas y sus soluciones puedan ser abordados grupalmente desde la confluencia de perspectivas diferentes de diversos estamentos… y donde se ha aplanado la pirámide corporativa. Estos elementos contribuyen a la construcción de entornos favorecedores para la creatividad, como se ha demostrado en numerosos estudios.

¿Cómo educar para fomentar la creatividad en el alumnado?

Los niños tienen de forma natural muchas de las características asociadas a la creatividad. ¡Hay que hacerse como niños si queremos penetrar en esta dimensión de la naturaleza humana! Las características de ausencia de rigidez mental, pensamiento metafórico –el juego simbólico tiene mucho que ver con la creatividad–, apertura, búsqueda de la novedad, curiosidad, están de manera natural en el infante y las vamos conformando progresivamente a un modelo de estudiante receptivo, adaptado, pasivo, sin actitud crítica que responde cuando se le pregunta y que debe reproducir la información que le hacemos digerir con la mayor literalidad. Ya decía Einstein que esa delicada plantita que es la curiosidad no se alimenta por medio de la coerción y el sentido del deber.

En síntesis, considero que habría tres mandamientos para alcanzar ese objetivo de una formación creativa en cualquier disciplina: estimular al alumno a estar abierto a la novedad, darle el valor de pensar por sí mismo y mostrar respeto por sus actividades para que desarrollen un buen autoconcepto, sin el cual la creatividad no es posible.

 

A pesar de que hemos avanzado bastante en su estudio y comprensión, todavía en el tema de la evaluación estamos atrasados, al menos en nuestro país. Claro está, en ello tiene mucha culpa la complejidad del constructo y la dificultad de medirlo. Si estamos postulando que la creatividad es dependiente de dominio no podemos pretender medir la creatividad en abstracto, no podemos pretender que un test donde evaluamos la cantidad de respuestas que da un sujeto a una situación determinada te identifique la potencialidad creadora en física, en marketing, en la cocina o ni siquiera la literatura. ¿Qué sucedería si de repente todo el mundo se quedase ciego? Nos hemos quedado con las ganas de saber cómo habría hecho el test de Consecuencias, Saramago, autor de una obra maestra sobre esa hipotética situación, ¿cómo habría puntuado?

Por tanto, la evaluación debe ir en el adulto asociada a una medida contextual. Además no olvidemos que los aspectos no cognitivos también deben considerarse: la motivación intrínseca, la apertura, la aceptación de riesgos, la tolerancia a la ambigüedad… las pruebas de personalidad (los cinco grandes) o de motivación intrínseca-extrínseca (Amabile) evalúan estos rasgos. Y no debemos olvidar que habría que evaluar también los ambientes como inhibidores o propulsores de la creatividad, especialmente en la infancia donde el contexto familiar y escolar deben regar esa plantita para que no se seque (por seguir con la metáfora de Einstein).

Por nuestra parte, hemos desarrollado una prueba para evaluar el potencial creativo en Primaria que, efectivamente, se basa en el modelo de Getzels y Csíkszentmihályi de “problema finding”. Ellos desarrollaron su modelo en un estudio experimental con pintores con buenos resultados explicativos y predictivos. Nosotros adaptamos la tarea a una prueba de aplicación colectiva mediante la elaboración de un dibujo a partir de una lámina de pegatinas y el resultado es un test (el TCI, Test de Creatividad Infantil) que se está utilizando aquí y en Latinoamérica. (Romo, Alfonso y Sánchez-Ruiz, (2008) TCI. Test de Creatividad Infantil. TEA Ediciones.)

 

Manuela Romo

En su bibliografía están obras como: Psicología de la creatividad: Teorías aplicadas. Colección Master: Monografías de Creatividad Aplicada. Universidad de Santiago de Compostela, 1996; Psicología de la creatividad. Ed. Paidós. Barcelona, 1997; Epistemología y Psicología. Ed. Pirámide. Madrid, 2008; Creatividad y curriculum universitario. M. Romo y E. Sanz. Publicaciones de la UAM, 2001; La Creatividad: un bien cultural de la humanidad. R. Ferreiro; A. Mitjans; L. Montesino; A. Rodríguez; M. Romo y G. Waisburd. Ed. Trillas México, 2008.

Dirige el Título de Experto en creatividad aplicada en la UAM, el primero de este tipo que se ha organizado en la universidad española, además de cursos, talleres y otras iniciativas en la misma dirección.

 

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