Más Creatividad en las aulas

may 1, 2017
Carlos Luna

Esto NO es un juego.

Cuando acudo a algunas organizaciones y centros educativos a realizar sesiones de pensamiento creativo, la actitud general que me transmite muchas veces el personal de la organización es de cierta euforia mezclada con ciertos toques de banalidad.

Frases como: “esto de la creatividad está muy bien”, “bueno, es interesante muy divertida...” “Es todo teoría, la vida es otra cosa...” Dejan entrever lo alejados que estamos como profesionales -y en nuestras vidas- de ese espíritu creativo que somos.

El panorama es desolador. Actualmente más del 80% de los proyectos que se lanzan a la sociedad fracasan. Si, ha leído correctamente, no es el 30, el 40, o el 60, -que ya serían una barbaridad-, sino el 80%. Y no es siempre por falta de recursos o una mala gestión empresarial de los mismos, sino por una falta total de dos actitudes tan humanas como la empatía y la creatividad.

Nuestros alumnos se preparan en un entorno que no existirá, para unas profesiones que no sabemos cuales serán todo ello bañado con un grado de incertidumbre y cambio tal como jamás nuestra civilización conoció.

Hemos pasado de 400 impactos de contenidos al día a 4000.

Nuestros alumnos  viven bajo un constante deseo de conectar y ser conectados con la obsesión de no  perderse nada… siempre ON, en cualquier lugar, en cualquier momento, y… por no perderse nada nos perdemos todo… empezando a implantarse un sentido artificial de crisis constante en ellos. Impidiendo muchas veces sentirse seres creativos.

Todo ello hace que terminemos creando, moviéndonos, relacionándonos desde una óptica, una visión, un esquema mental limitado y limitante de todo nuestro potencial creativo que somos.

Y ello se nota a la hora de generar contenidos, procesos, soluciones para nuestro entorno, nuevas formas de llegar al público, etc, desde “un más de lo mismo” poco planificador de nuestra existencia.

Anteriormente me referí a la superficialidad con la que coloquialmente   se trata el concepto de la creatividad. A menudo no se es consciente de lo necesaria de la misma en nuestras vidas y del cambio de actitud personal y organizacional que supone para despertar algo que por suerte tenemos dormido y no muerto.

Este artículo pretende ahondar sobre ese cambio que exige despertar la creatividad.

 

 

Nuestros modelos mentales para la resolución de problemas se encuentran estancados. El pensamiento único inspirado por premisas que buscan la eficiencia, la seguridad, y  nos hacen sentirnos más humanos (lógicos) al acudir constantemente a un protocolo de actuación aprendido fruto de nuestra experiencia, no dejan de someter a un sueño profundo esa potencialidad creativa que somos.

Estos esquemas mentales nos predisponen a ver el mundo en que vivimos de una manera determinada, y actuar siguiendo unas normas pre-establecidas por nuestra educación, experiencia, -y en ocasiones cultura corporativa para la que trabajamos-, que nos hacen seguir la línea recta sin desviarnos un ápice.

Anteriormente veíamos la importancia de innovar y como ese 80% de proyectos que pensados y concebidos desde el “más de lo mismo” pasaban sin piedad a la categoría de proyectos de saldo a extinguir.

Hoy en día vivimos un entorno en el que cada vez los contenidos, las técnicas, y herramientas que conocemos ya están caducando, en un futuro, no muy lejano, a nuestros alumnos no les pagarán por saber muchos contenidos de su profesión, sino por saberlos usar de manera creativa, aportando valor para cubrir “huecos-problemas” en la sociedad (H-P) y “huecos-mentales” (H-M) en el sector donde su compañía opere. Pero si no logramos romper esa tendencia en nuestros alumnos y en nosotros mismos como docentes, seguiremos la línea recta y puede que muchos H-M y H-P directamente nos los perdamos  por alguna tangente que no alcanzamos a ver.

Le expondré algunos ejemplos:

  • En 1899 Charles Duell, director de la oficina de Patentes de los Estados Unidos, sugirió que se cerrara dicha oficina “porque todo lo que se podía inventar ya se había inventado”.
  • En 1861 Phillip Reis inventó una máquina que podía transmitir música. Se encontraba  a unos días de distancia de descubrir lo que podría haber sido el teléfono, pero de nuevo el pensamiento único de todos los “expertos” en comunicación de Alemania, le argumentaron, -seguro que con argumentos muy lógicos-,de que no existía mercado para tal artilugio, ya que el telégrafo era bastante bueno, Quince años más tarde Alexander Graham Bell se convirtió en el multimillonario inventor del teléfono.
  • Chester Carlson inventó la xerografía en 1938. Todas las empresas importantes del sector se rieron de su idea. Decían que nadie compraría una copiadora cara siendo el papel carbón tan abundante y barato.

La historia está llena de estos casos de pérdidas de oportunidad y avances como sociedad por un esquema rígido y único de pensamiento. Esquema, que no cuestionamos hasta que no deja de funcionarnos y que nos colma de cierta seguridad pero que por el contrario, nos impiden progresar.

El ser humano cuando se le plantea un problema busca la solución de forma inmediata, y no me refiero exclusivamente a una unidad de medida temporal. Me refiero a que se pregunta por la forma de solucionarlo inmediatamente preguntándose: “¿Qué me ha ocurrido similar en el pasado que me sirva para resolver este problema que se me presenta ahora?”; “¿Qué es lo que me ha enseñado la vida, el trabajo, mi educación que me pueda ayudar a resolverlo?”

Después nos paramos (si lo hacemos) para escoger de forma analítica la forma que nos resulte más eficiente. Con el mínimo esfuerzo.

Como verá los dos criterios en los que nos fijamos son la experiencia y la eficiencia, por otro lado criterios tan obvios para seres racionales como lo que somos.

Pero esta manera de pensar nos da la mayoría de las veces un mismo resultado. La pulsión resolutiva que se ha apoderado de nuestra forma de pensar, ha hecho que interpretemos de forma inmediata la realidad generando la solución instantánea y convencional.

Nuestro objetivo por lo tanto como educadores será ayudar a que nuestros hijos no entren en el pensamiento inmediato de forma constantes, y si lo hacen, sean conscientes de ello.

La creatividad busca resolver problemas pensando de una forma diferente a la habitual. Día tras día, ese pensamiento resolutivo inmediato y eficiente se ha afincado en nuestro interior permitiéndonos vivir,-y sobrevivir-, a las miles de decisiones que debemos tomar cada día.

El verdadero pensamiento creativo, es un pensamiento reflexivo, profundo y nada inmediato. Siguiendo un modelo que he bautizado como el modelo “RCS”

El creativo, antes de resolver cualquier problema siguiendo un criterio de eficiencia, se detiene a contemplar la Realidad que quiere mejorar o solucionar. Se plantea distintas maneras de ver el problema. Ya que la verdadera creatividad, lejos de estereotipos superficiales, requiere de miradas profundas de esa realidad. Sólo así se generan múltiples alternativas a la situación con la que uno se encuentra.

Después de mirar aquella realidad desde distintos planteamientos, perspectivas, y puntos de vista, se pregunta por una nueva forma de plantear ese problema,-nótese que todavía no hemos comenzado a dar la solución-, y una vez trasladado lo percibido a un Concepto nuevo de problema, se plantea por la cantidad de caminos distintos que se podrían usar para Solucionar el problema. Sólo así se es capaz de generar ideas únicas y que a priori seríamos incapaces de generar con un pensamiento convencional e inmediato como comentábamos antes.

A partir de este instante, le invito a que comience a desaprender ese esquema de pensamiento R-S y comience a ejercitar el modelo RCS.

Como podrá ver en el siguiente gráfico, la creatividad es la suma de una mirada profunda y creativa para ver e interpretar el problema, y unos caminos creativos para resolverlo.

Dicen que lo más propio del ser humano es hacerse preguntas. Si observa el modelo, ambos esquemas responden a planteamientos lógicos y racionales, ya que en ambos casos la cuestión aparece. Pero la diferencia entre las personas,-y también los profesionales-, es el tipo de pregunta que nos hacemos.

Mientras que en el pensamiento inmediato existe una sola cuestión de carácter egocéntrico: “¿Qué es lo que me ha enseñado la vida, el trabajo, mi educación que me pueda ayudar a resolverlo?”. En el pensamiento creativo aparecen hasta tres cuestiones y lo más importante: todas ellas miran hacia fuera y nunca a uno mismo.

El Modelo RCS, lo que nos permite es abordar distintos enfoques alternativos a la solución convencional que plantee el mercado. Dando así con soluciones que al resto no se le ocurrirían.

¿Cuántas de nuestras actividades y contenidos que usamos en nuestros centros fomentan sin querer el Pensamiento inmediato?

La mirada profunda de la realidad es el primer salto creativo a ejercer para una resolución creativa e innovadora de una situación a la que nos enfrentamos.

¡Actualmente hay estudios que hablan que el tiempo máximo que un adolescente aguanta ante un mismo plano es de 5 segundos! ¿Cómo van a poder profundizar en analizar una Realidad si pasados 5 segundos pierden su atención?

 Aristóteles afirmaba que el intelecto era la capacidad de leer dentro. Afirmaba que el entendimiento lograba penetrar en la interioridad, “captando aquello que tiene el ser per sé”, es decir, la sustancia, el sustrato que permanece siempre único e idéntico a sí mismo, prescindiendo de las particularidades exteriores. Quizás ésta sea una de las mejores definiciones de mirada creativa que haya encontrado.

Una mirada creativa, por lo tanto es el proceso de penetrar en la interioridad de la realidad, salvando nuestra inmediatez superficial centrada en particularidades... Y así  poder captar ese sustrato del problema buscando una solución más allá de lo evidente,obvio y aceptable.

En este  proceso de mirar más profundamente la realidad es dónde se abren las distintas alternativas para plantear un nuevo concepto de problema que generará distintas soluciones, que se deberán poner bajo tela de juicio en el proceso de innovación, pero nunca en este proceso creativo de generación de ideas.

Espero que después de estas líneas valore con mayor realismo todo lo que supone el desarrollo de su creatividad, que para bien de todos, no está muerta sino simplemente dormida.

 

Tres indicadores para medir el grado de creatividad de tu clase

No existen “creativimetros” pero si unas variables que nos sirven de indicador sobre el grado de creatividad que podemos desarrollar en nuestras vidas.

En verdad son tres variables a trabajar con tus alumnos y a las que tendremos que prestar atención para ir trabajando con ellas.

La buena noticia es que si así lo hacemos, podremos despertar nuestra creatividad y estimular a nuestros alumnos a que se sientan cada vez más creativos.

La primera variable es la fluidez de pensamiento. Entendida como la capacidad que tiene el individuo de generar ideas ante una realidad de forma ágil.

Esta es una variable fundamental puesto que influye en las siguientes. Deberemos estimular a nuestros alumnos para producir ideas ante un nuevo concepto que les propongamos. Es verdad que cada persona tiene ritmos distintos a la hora de generarlas, pero eso no impide el que debamos entrenar la fluidez de pensamiento en el día a día.

El  volumen indica el número de ideas que cada individuo es capaz de producir ante un concepto. La fluidez de pensamiento y el volumen van estrechamente unidas y tienen una correlación directa entre ambas. Según van avanzando la madurez de nuestos alumnos, el volumen va creciendo hasta llegar a un punto en el que comienza una tendencia negativa y disminuye hasta llegar a la tran frecuente sentencia: “ No se me ocurre nada más.”

La originalidad mide cuanto de lejos o de cerca están las ideas que producimos de la solución inmediata y obvia. Lo que buscamos trabajando esta variable es huir del pensamiento reproductivo que nos lleva a la idea que “seguro funciona”  y avanzar hacia las ideas más novedosas, y disruptivas.

En ninguna de estas variables aparece  la calidad de las mismas. La calidad de la idea es un criterio que entra en juego en el proceso de innovación cuando pretendemos llevar la idea a la práctica. Y por lo tanto no es una variable que entre en el terreno del pensamiento creativo. 

Tómese el siguiente gráfico como una mera foto descritptiva de las tendencias de cada unas de ellas según edades. Sin ningún tipo de rigor puesto que cada individuo es un mundo y su creatividad es única e infinita. Lo que si nos puede dar luz de cómo gestores de la creatividad de una clase debemos de estar atentos para que las tendencias no cambien de signo y lo que antes era una tendencia creciente de repente se convierta en signo opuesto.

 

Así nuestro reto, será que nuestros alumnos no lleguen a un punto de mediocridad creativa pasada su etapa formativa por nuestro centro, intentando fomentar y trabajar cada unas de ellas de forma individual y grupal.

Como decía antes, cada individuo tenemos nuestra línea de crecimiento y de nosotros depende el trabajarla y ejercitarla como educadores para que el nivel lo vayamos elevando cada año y no entre nuestra creatividad en el sueño profundo del “más de lo mismo”. 

 

La ley del opuesto aplicada a la educación

La ley de Opuesto es una ley muy utilizada en creatividad para generar ideas que “reten” a una tendencia o una marca líder en el mercado. La sociedad está repleta de ejemplos de este tipo, e incluso las propias tendencias o contratendencias se construyen bajo esta ley.

La misma lucha por la presidencia de Estados Unidos  entre Trump y Clinton es un ejemplo de la ley del opuesto. Ambas “propuestas” son radicalmente opuestas, generando atración o rechazo en una de ellas. Cuando Trump decide irrumpir en la política debe construir su imagen desde lo opuesto a Obama y Hillary Clinton para ser una “marca” reconocible y tomada en cuenta en el panorama político.

Esta ley fue emitida en los años 90 por los autores Al Ries y Jack Trout en su libro las 22 leyes inmutables del marketing y aunque el propósito de esa ley era trazar las líneas de diferenciación de una marcar respecto al líder, en Creatividad la usamos para producir ideas que puedan ocupar un hueco en nuestro público.

La ley del opuesto nos habla  que “Donde quiera que el líder sea fuerte hay una opor- tunidad para un ambicioso número 2 de cambiar los papeles.”

Al igual que un luchador utiliza la fortaleza de su oponente contra él, una empresa debe apoyarse en la fortaleza del líder para convertirla en debilidad.

La ley del opuesto sugiere qeu para hacerse un hueco en la mente del público debemos descubrir primero los puntos fuertes del lider y luego presentar al Mercado lo opuesto. (En otras palabras, no intente ser mejor, intente ser diferente.

Ahora bien, ¿cómo debería ser el papel del educador en los tiempos actuales? ¿Cómo debería ser la educación si aplicamos esta ley?

Para ello preguntamos a un grupo de estudiantes entre las edades de 12 a 15 años y les preguntamos que eligieran las palabras que mejor definían internet para ellos:


Como se puede apreciar en la gráfica, hay palabras realmente sorprendentes pero que revelan los ejes y el efecto que esta “tendencia” está teniendo sobre sus vidas. 

Si concebimos esta tendencia como la “líder” que impera en sus vidas ( nótese que este es el salto creativo y el principio sobre el que trabajaremos pudiendo haber sido otro), con un tiempo cada vez mayor de uso en la sociedad y en su día a día; podemos aplicando la ley del opuesto, producir los valores que deberían de enfocar nuestra labor de educadores hoy.

De tal forma que obtendríamos unas ideas que puede que nos den luz sobre como re-educar a nuestros hijos y alumnos ante el imperio de la tecnología e internet en nuestras vidas.

El resultado sería el siguiente: 

Es así que si queremos contrarestar el efecto que está teniendo la tendencia “líder” en nuestros alumnos e hijos para así sacar todo su potencial creativo deberemos trabajar en nuestro día a día:

  • “Todavía no” : no existe una buena idea, que realmente haya cambiado el mundo , haya aportado valor y haya generado un cambio positivo que no sea fruto de la paciente búsqueda del investigador o creativo que la desarrolló. Ayudemos a nuestros hjos a saber convivir con los tiempos y ritmos de la vida.
  • Preguntas: ¿Podríamos evaluar a nuestros alumnos por su capacidad de preguntar sobre una realidad y no solamente por su capacidad de responder? ¿No sería éste un criterio para medir el grado de profundización que el alumno tiene sobre una realidad y por lo tanto sus posibilidades de relacionarse con ella, mejorarla o transformarla al servicio de la sociedad?
  • Escasez: Está demostrado. Cuantos más recursos damos a una persona menos forzamos las conexiones entre ideas que poseemos y menos desarrollamos su  actitud creativa ante la falta de “necesidad” de ser creativos. Ante una tendencia actual en las familias, escuelas, y universidades en donde dotamos al alumnos de numerosos recursos didácticos y asistenciales de todo tipo( aulas virtuales, foros, tutorías, notas técnicas, bibliografía, presentaciones del profesor…)
  • Difícil: ¿Dónde ponemos el nivel a nuestros alumnos ante la capacidad de resolver un reto? ¿Damos más peso a la no-frustración del alumno que a ejercitar su capacidad de anteponerse a los contratiempos que la vida le traerá? Edison decía : “ No he fracasado, he encontrado 10000 formas que no funcionan” El problema es cuando en el tercer intento tiran la toalla o simplemente deciden no seguir porque no es “divertido, motivante o estimulante”. Nuestra labor como educadores es elevar a nuestros hijos y alumnos al mejor nivel de si mismos.
  • Lento: Muy unida a las anteriores. No existe una gran innovación que no haya sido “cocinada” a fuego lento. Ahora bien, si nuestros alumnos viven 24 horas al día sometidos a lo inmediato, los estímulos constantes y fugaces de contenidos, como van a ejercitar la paciencia, la profundización, la capacidad de análisis si su cerebro está sólo entrenado desde lo inmediato y lo fugaz? Deberíamos contrarrestar ese efecto, con nuestra labor como educadores.
  • Procesos: Si el alumno vive en torno a una casilla de google en el que pone cualquier cosa y le salen al instante unos resultados…deberíamos,-unido al anterior-, trabajar con él la capacidad de asombro y descubrimiento sobre cómo se hacen las cosas, o cómo se producen las ideas finales. Todo es fruto de un proceso y de las relaciones que somos capaces de crear entre ellas fruto de unos procedimientos interconectados hacia un bien.
  • Me compromete todo: Frente a lo impersonal de la tecnología, la labor del testimonio, y el ejemplo del educador y una formación integral del alumno que abarque todas sus facultades serán la clave para desarrollar la creatividad de nuestros alumnos.
  • Incertidumbre: Educar desde la propia contingencia y la incertidumbre que la propia vida trae consigo y con la que tendrán que convivir en su etapa adulta será fundamental para ciudadano creativo de la sociedad del siglo XXI. ¿No estamos creando micromundos ficticios en nuestros colegios y universidades en los que los alumnos tienen todo controlado, saben cuando son los exámenes, las pruebas, lo que tienen y no tienen que hacer para lograr un aprobado? ¿Acaso el mundo al que se enfrentarán viene escrito en una guía docente.
  • Autonomía y Silencio: Educar desde el silencio. Un silencio que forma parte de la vida y que cuando aprendes como incorporarlo a tu vida, es plenificador, y posibilita la creatividad. Nuestros alumnos viven en la cultura del estímulo constante, estímulo que se convierte en ruido y no posibilita la profundización en las realidades a las que se enfrentan ( sean problemas o no)  y por lo tanto impiden generar ideas más alllá de lo inmediato y lo obvio.

Estas son algunas de las aproximaciones que desde la ley del opuesto y tomando como tendencia imperante internet/tecnología podrían inspirar nuestros modos de relación y de edcucación con nuestros hijos y alumnos. Ahora bien, la cuestión es: ¿se están apoderando las máquinas de nosotros, educadores? ¿Somos también hijos de nuestro tiempo y víctimas de una tendencia que cada vez más se impone en la cultura actual?

En absoluto mi pretensión es convertir este artículo en el guión de una nueva película de la saga “Terminator” pero sí poner en evidencia que nuestro verdadero reto como educadores es no convertirnos en “máquinas” y no perder la esencia como profesores y “humanos”.

Cuando elegimos darles a nuestros hijos y alumnos, el resultado, y no cultivar su paciencia, nos estamos convirtiendo en “internet”. Cuando trazamos estrategias y contenidos en nuestras instituciones educativas que indirectamente sobreprotegen, y le otorgan un control exagerado que su madurez en muchos casos no puede,-ni sabe gestionar con responsabilidad-, nos convertimos en máquinas y le alejamos de un mundo real en el que la incertidumbre está a la orden del día y en el que sólo los que sepan adaptarse y convivir con ella sobrevivirán. Cuando les damos la respuesta fácil, inmediata sin cultivar el “todavía no”, nos estamos reduciendo a un buscador de internet, y lo peor de todo, estamos reduciendo su potencial creativo.

 

Carlos Luna

Director Creativo PuedesMásMarketing y formador de creatividad de la Fundación Botín

 

Este artículo forma parte del Ciclo de conferencias "La eduación que queremos...".

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