Palabras, colores y emociones

José Luis Viñas, profesor del IES Recesvinto de Venta de Baños (Palencia), junto a dos de sus alumnos recupera la bonita manera de dialogar por correo postal con el recurso ReflejArte.
palabras colores
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sep 10, 2018
Pablo Calzado

Cartas sobre Mehretu

Actividad de ReflejArte a partir de la obra de Julie Mehretu

Con frecuencia en las revistas pedagógicas aparecen textos redactados desde una lejanía pretendidamente lúcida. Se disfrazan de crónica o de tratado más o menos científico. Pero semejante fórmula tal vez no es la más idónea cuando hablamos de imágenes y emociones en un contexto educativo. En efecto, no pocas veces los tratados estéticos más sesudos nos dejan un tanto “fríos” mientras la exhibición de una correspondencia privada sobre arte, con sus imperfecciones y su entregado estilo, enciende la imaginación de un amplio público. Ocurre que algunos intercambios epistolares, precisamente por su fragilidad emotiva, han alcanzado el grado de “clásicos”. Muchos lectores pensarán en las cartas entre Theo y Vincent Van Gogh, pero también en las que dirigió Rainer María Rilke a su mujer Clara Westhoff en torno a la pintura de Cézanne, o las que se enviaron mutuamente John y Katya Berger sobre la pintura de Tiziano.

Por eso en el IES “RECESVINTO” (Venta de Baños-Palencia), cuando fuimos requeridos para narrar nuestra experiencia con la actividad REFLEJARTE en el seno del programa de Educación Responsable de la Fudación Botín, no quisimos realizar un artículo al uso sino, inspirados por tantos poetas, embarcarnos en un intercambio epistolar entre José Luis Viñas, el profesor encargado de poner en marcha la actividad con dos de sus alumnos de 1º ESO: David González y Lucía Martín. Entre todos hemos alumbrado estas “Cartas sobre Mehretu”. Espero os resulten de interés.

Estimado David, Estimada Lucía:

La primera vez que me encontré con la obra de la artista etíope afincada en Estados Unidos Julie Mehretu fue en el museo de Arte Contemporáneo de nuestra comunidad autónoma (MUSAC) en el año 2006, vosotros eráis entonces unos bebes, pero yo ya era por aquel tiempo profesor de plástica, además de visitante asiduo de muchas exposiciones. Recuerdo que me llamaron bastante la atención sus grandes cuadros, una acumulación obsesiva de líneas, garabatos y restos de planos de edificios, salpicados de alegres y puntiagudas formas coloridas. Sugerían un mundo en la ruina, pero también un carnaval. Invocaban la melancolía del paso del tiempo, la conciencia de lo fácil que es hacer descarrilar nuestro sueños, aunque también invitaban a una alegría que nos permitiera disfrutar de la vida, a pesar de las catástrofes. Quizás no fuera entonces el momento para entenderlos, cuando teníamos el país sembrado de grúas haciendo casas y más casas por doquier en un frenesí inmobiliario. El caso es que unos años después llegó una fuerte crisis, la gente se empobreció y aquellas obras en alguna ocasión quedaron sin terminar, como esqueletos de una ballena abortada. Ciertos arrabales fueron entonces pareciéndose cada vez más a la obra de Mehretu, que, como africana de origen, con seguridad conoce los cimientos desastrosos de muchas ciudades del tercer mundo, la inutilidad o inoperancia de los planes urbanísticos cuando se enfrentan a la pobreza de la gente y a la urgencia por vivir día a día.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ahora vuelvo a encontrarme con Julie Mehretu, esta vez a través de la FUNDACIÓN BOTÍN, de su programa de EDUCACIÓN RESPONSABLE y de la actividad de REFLEJARTE. Me urge preparar algo con vosotros sobre su trabajo. Pienso de nuevo en sus acumulaciones y me acuerdo de los palimpsestos medievales, aquellos
pergaminos que, rascados una y otra vez, servían como soporte como si fueran una tableta gráfica muy rudimentaria. Al final las imágenes, a diferencia de lo que ocurre en nuestras pantallas táctiles, no se borraban del todo; su espectral huella iba acumulándose en la piel tensa del pergamino. En realidad, así parece ser la vida, y lo digo yo que soy el viejo de los tres. Borrarlo todo es imposible, bien lo sé, bien lo sabe Julie Mehretu. Se trata de que también los vayáis aprendiendo todos los alumnos.
Tampoco nacemos en un mundo “en blanco”. Bernardo de Chartres, un monje medieval, dijo de nosotros que éramos enanos a hombros de gigantes. Gigantes son las mujeres y los hombres que vivieron antes de nuestra época, quienes nos han dejado este mundo tan lleno de miseria pero también de belleza. Por eso empezamos trabajando en hojas ya usadas, esas que llegan al instituto por distintos canales: cartas administrativas, publicidad, impresos, etc. También nos hemos servido del plano del edificio, que cada uno ha recortado a su manera. Ésta es pues la “matriz”, en vuestro primer año en el IES “RECESVINTO” seguro que pronto habéis notado cómo todo tiene una historia previa a vuestra llegada. Mas nada permanece quieto y sobre este plano se dibujarán con tinta cuasi indeleble experiencias muy intensas que sin duda vais a recordar…
Pero no me interesa escribir nada más sin hacer mis preguntas. Ahora que han pasado dos meses desde aquella experiencia… ¿qué recordáis de la misma?, ¿qué huella os ha dejado? ¿Se borró como la pantalla de una tableta o permanece alguna imagen fantasmal en rincones recónditos de vuestro cerebro?, ¿acaso también en vuestro corazón?
Esperando sinceramente vuestra respuesta, se despide vuestro profesor de Plástica.

Estimado José Luis:
Recuerdo haberme divertido, insertando recuerdos y emociones y dejando una huella tanto en mi palimpsesto como en el de los demás. Me ha dejado pasmado el como tú mismo podías ayudar en el trabajo de otros sin molestarle; dibujaras lo que dibujaras, todo era admitido. La imagen tanto de mi palimpsesto como el de algunas personas se me ha quedado grabada a fuego en la mente, como si no me pudiera deshacer de ella. Algunas me han gustado mucho y sí… alguna se me ha quedado grabada en el corazón permanentemente por aquello que reflejaba.

Estimado David:
En los últimos cuadros de Julie Mehretu, que se han podido ver en el Centro Botín, en Santander, brotan a menudo pequeños borrones de color gris acumulándose como un bosque de telarañas. En realidad más bien parecían humo, como el de los incendios forestales fotografiados a vista de un avión o de satélite. En clase, debido a impedimentos técnicos, no hemos logrado nunca semejante efecto, pues únicamente con un carboncillo o una pintura al pastel negra es posible reproducirlo.
Hablas de fuego y yo de humo pero llegamos al mismo lugar, las imágenes cuando las observamos con detenimiento, nos pueden llegar a quemar. Conocer esta propiedad ya entraña un paso de gigante, y más a tus años, en el seno de tu generación, siempre rodeada por un montón de vídeos y de fotografías en circulación que se muestran, en apariencia, lúdicas e inocuas, pero que nunca lo son.
También hablas de libertad, del vértigo que produce experimentarla en la creación artística. Porque la libertad también quema, aunque al principio sintamos pasmo, aire en movimiento que nos hace flotar hasta países desconocidos. Solo después aparece el humo de Julie Mehretu y hay que andar buscando el incendio secreto que tanto viento ha levantado en algún rincón del alma.
Me alegra que nuestro palimpsesto, en su caótica danza, haya rasgado tu corazón. Una vida sin huellas es una vida sin heridas pero también una vida sosa que no merece la pena ser vivida. Te agradezco sinceramente tu generosa colaboración.

Estimado José Luis:
La primera vez que sostuve aquella hoja mezclada de papeles inservibles y hojas viejas pensé que sería un trabajo más para la colección de estos que tendría en este curso, así que cogí el plano del instituto y empecé a recortar los primeros cuadraditos que vi que representaban las diferentes aulas y salas del centro, después con la ayuda de mis compañeros de clase y mucha imaginación acabamos el trabajo. Un trabajo bastante divertido, bastante más de lo que me imaginaba que podría ser; una experiencia que sin duda no iba a desaparecer de mi cabeza y mente mientras yo la recordase. Ahora expuestos en el pasillo del instituto, la gente los observa como cualquier trabajo más, pero sin duda no lo es: una mezcla de sentimientos.

 

Estimada Lucía:
De tu carta se destila un aire de sorpresa ¿cómo es posible que una práctica tan alocada haya dejado tan honda huella en el alumnado? Mencionas la aparente falta de sentido del trabajo y luego también reconoces que al final no es tal. Bueno… en arte existe el sin-sentido; ya has aprendido por este ejercicio y por muchos otros que nuestra asignatura está llena de “cosas raras”.
Digamos que vuestros trazos han dado acceso a una región mental que un señor llamado Sigmund Freud llamó hace más hace un siglo “subconsciente”. El subconsciente es un teatro de deseos oculto que únicamente se revela a través de la máscara y del accidente, nunca de la voluntad declarada. Allí, en esa zona… todo puede pasar, no existe freno alguno que nos aparte de las imágenes obscenas o subidas de tono. La gente - si te acuerdas- terminó dibujando con bastante libertad sobre el palimpsesto. Es vivificante que el arte sea una puerta a esta región porque de alguna manera nos cura o nos ayuda poniéndonos en contacto con lo más secreto de nosotros mismos, aquello que desde luego no conocemos ni tampoco reconocemos en nuestro
comportamiento habitual. Imagínate una alumna o alumno modosito que esconde una pasión desbocada y a veces violenta. Nadie lo diría viendo su bella carita, sus movimientos tímidos; sin embargo… dale lapiceros de color, déjale toda la libertad; el monstruo feroz no tardará en despertar. Porque hay que saber lidiar con la oscuridad de las emociones, no es fácil. Tal vez nunca se aprenda del todo, pero merece la pena intentarlo. No otra cosa es hacerse adulto.
Escribía en la primera carta sobre los palimpsestos y las tabletas gráficas pero tu respuesta me ha llevado a reconsiderarlos más como un espejo, en este caso colectivo, de lo que sois como grupo humano. Por decirlo en vuestro lenguaje juvenil, entre todos os habéis hecho un selfie del alma, acaso no distinto de aquel que susurraba a la madrastra de Blancanieves. Ella no le hizo caso y por eso terminó haciendo mucho daño.

PALIMPSESTO:
Trabajo a partir de la obra de Julie Mehretu

MODUS OPERANDI:

  • Durante un mes se van recopilando en la secretaría del Instituto todos los papeles que llegan al centro y son descartados: notificaciones, publicidad, impresiones fallidas, etc.
  • Se fotocopian planos del Instituto y se invita a cada alumno a hacerse con una planta del mismo que troceará a su gusto.
  • Se crea un banco de rasgadas cartulinas de colores y de dibujos varios para ser usado a modo de collage.
  • Cada alumno recibe un gran pliego construido con las hojas descartadas, sobre él puede escribir, dibujar y pegar lo que les sugieran ese fondo y esos textos o imágenes.
  • Cada alumno puede intervenir libremente en los otros papeles para lograr una autoría colectiva.
  • Con todos los pliegos se realiza un gran mural y se expone en un pasillo del edificio.

José Luis Viñas (Madrid 1972)

Es artista visual y profesor de Educación plástica en el IES “Recesvinto” (Venta de Baños-Palencia). Como docente ha estado implicado en numerosos proyectos de innovación e investigación, actualmente gestiona en su instituto la actividad de REFLEJARTE dentro del programa de Educación Responsable de la Fundación Botín. Como creador, sus trabajos personales se han podido ver en instituciones como el MUSAC o la Academia de España en Roma, entre otros lugares.


David González y Lucía Martín (Venta de Baños 2005)

Son alumnos de 1º ESO en el IES “Recesvinto” (Venta de Baños-Palencia)

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