Sé humano, sé creativo, con Daniel Erice
Me imagino que durante los dos últimos años te has tenido que enfrentar con situaciones complejas y con nuevos retos a los que has tenido que dar soluciones que no habías utilizado nunca, e incluso has tenido que generar respuestas totalmente novedosas.
Supongo también que en esos casos has vivido un carrusel de emociones bastante complejo, desde la ansiedad ante el nuevo reto, pasando por la frustración ante la dificultad a la hora de darle respuesta, hasta llegar al alivio, el bienestar y, por qué no, la alegría al llegar a una solución satisfactoria.
Incluso me arriesgo a afirmar que en muchos momentos has sentido que te faltaban las herramientas necesarias para que todo ese proceso fuera más satisfactorio y menos doloroso; en definitiva, más eficiente.
¿Cómo mejorar nuestras capacidades creativas para resolver los retos a los que nos enfrentamos en nuestro día a día (ya sea en el desarrollo de nuestra labor profesional en el aula, o en nuestra vida personal)? ¿Cómo dar respuestas a estos retos con mayor fluidez, con mayor originalidad y con mayor flexibilidad? Es decir, ¿cómo dar respuestas más creativas?
La creatividad, entendida como esa capacidad de encontrar nuevas respuestas útiles a nuestros retos diarios, es una capacidad que todos compartimos por el mero hecho de ser humanos. Y es este un aprendizaje que quiero que tengas claro: todos somos creativos, igual que todos tenemos la capacidad de hablar o de expresarnos. La diferencia entre unas personas y otras está más en cómo han desarrollado esas capacidades creativas a lo largo de su vida, que en diferencias genéticas o que tengamos desde el momento de nacer.
Este es el segundo aprendizaje importante: la creatividad se entrena. Igual que un músculo, igual que nuestra capacidad para participar en una disciplina deportiva, cuanto más ejercitemos nuestra creatividad, más rápido solucionaremos los retos a los que nos enfrentamos, y las respuestas que demos serán más originales y pertenecerán a categorías más novedosas.
Por desgracia, al igual que le ocurre a un deportista cuando deja de practicar su deporte durante un período de tiempo, si nosotros dejamos de entrenar nuestra creatividad, también perderemos poco a poco esa capacidad.
En resumen (y esto son buenas noticias), no existen personas creativas y personas no creativas, igual que no existen personas corredoras y personas no corredoras; lo que existen son personas que tienen más entrenada su creatividad, y personas que aún necesitan entrenarla un poco más.
Aunque nuestro cerebro no nos lo vaya a poner fácil…
Para empezar desde el principio
Representan, para una persona neurotípica, las estructuras presentes en la corteza cerebral al nacer, al mes de vida, a los nueve meses, a los dos años y en la edad adulta.
Dedica unos segundos a observar cada una de las imágenes y saca tus propias conclusiones. ¿Podemos deducir algo sobre la creatividad humana a la vista del desarrollo del córtex cerebral en las distintas etapas evolutivas de nuestra existencia?
Curiosamente, y debido a nuestra propia evolución como especie, los humanos contamos con un único órgano que no está completamente maduro al nacer: el cerebro. Esto se explica por lo que conocemos como el dilema obstétrico[2], una hipótesis científica que impone un tamaño máximo del cráneo de los bebés al nacer, debido a la reducción del canal pélvico que sobrevino a la bipedestación.
Dicho de otro modo, como consecuencia de que nuestros ancestros empezaron a caminar sobre dos patas, con las ventajas evolutivas que ese avance conlleva, sus pelvis se tuvieron que modificar reduciendo el canal por el que el bebé tiene que pasar al nacer. Esto, unido a la evolución del encéfalo que cada vez se va haciendo más grande, tiene como consecuencia que el parto en los humanos se produzca con gran dificultad (comparándolo con el de otros animales), y que nuestro cerebro no esté completamente desarrollado en el momento del nacimiento para que pueda pasar por el canal pélvico durante el parto.
Pese a lo que pueda parecer, esto tiene una gran ventaja, ya que el hecho de tener un cerebro inmaduro va a forzar a que el cerebro humano se desarrolle de manera epigenética o biocultural, es decir, que tenga una gran plasticidad y una alta capacidad para el aprendizaje y para el entrenamiento de las diversas capacidades cognitivas (entre las que incluimos la creatividad).
Pero volvamos a nuestra figura.
Al nacer, y durante los primeros meses de vida, nuestro cerebro es muy rico en neuronas, pero muy pobre en sinopsis (las conexiones entre las neuronas). Estas conexiones van a ir aumentando, gracias a nuestras experiencias vitales, hasta los dos años, momento en el que contamos con la máxima densidad de conectividad neuronal.
A partir de ese momento las conexiones que no utilizamos en nuestra vida se irán perdiendo, mientras que las que sí que utilizamos no solo se van a mantener, sino que se harán más rápidas. Por eso, al enfrentarse a un problema concreto, nuestro cerebro llegará a la solución de una manera más rápida. Podríamos decir que actuamos de una manera más inteligente.
Vamos a verlo de manera empírica.
Lee el siguiente texto:
Hsata crieto ptuno, nuserto ceberro es cpaaz de edenetnr una paarbla ecistra mnatneindeo la piremra y la ulimta ltera y camdbniao las ponicioses de las dames.[3]
Has entendido el texto, a pesar de que las letras están desordenadas, porque tu cerebro es capaz de relacionar lo que percibe a través de los sentidos (en este caso del sentido de la vista) con lo que ya conoce. Desde que empezaste a aprender a leer, has sido capaz de entrenar a tu cerebro, fortaleciendo unas conexiones neuronales específicas, para leer casi sin esfuerzo incluso textos aparentemente ilegibles como el anterior. Y esto es un gran logro. Leer (es decir, descifrar el significado de unos trazos escritos), ya no nos supone un enorme esfuerzo cognitivo como cuando aprendimos a los seis años, lo que nos va a permitir dedicar más recursos cerebrales a la comprensión de lo que leemos.
Pero la capacidad de nuestro cerebro de encontrar la respuesta correcta de manera inmediata tiene una doble cara, que no es tan positiva.
Lee ahora la siguiente frase:
VOY A INTEGLARRA
Cuando nuestro cerebro se enfrenta a algo que es ambiguo, que tiene dos o más posibles interpretaciones, o, visto en el plano fisiológico, cuando se pueden activar conexiones neuronales muy diferentes, el cerebro va a tomar una única interpretación. Aquella a la que está más acostumbrado según nuestro propio contexto vital.
Es el caso de la palabra INTEGLARRA. Si has viajado hace poco a Reino Unido, o te gusta la cultura anglosajona, probablemente habrás leído la frase de la siguiente manera:
VOY A INGLATERRA.
Pero si trabajas en un centro de educación especial, tienes a un conocido con discapacidad, o simplemente te interesa la integración de la diversidad, probablemente hayas leído:
VOY A INTEGRARLA.
En ningún caso habrás visto las dos posibilidades. Tu cerebro ha “elegido” la interpretación correcta en función de lo que ya sabe, y desde ese momento defenderá que esa, y solo esa, es la interpretación correcta.
Y tal vez, solo tal vez, se te habrá pasado por la cabeza pensar que INTEGLARRA puede ser un lugar imaginario en el que habitan seres fantásticos, y al que hemos tomado la decisión de ir. Tal vez, solo tal vez, habrás utilizado tu creatividad para crear un significado nuevo, que antes no existía… Pero solo tal vez.
Durante la mayor parte del tiempo nuestro cerebro toma las decisiones necesarias para nuestra subsistencia de forma inmediata e intuitiva, basándose en conocimientos previos y reproduciendo soluciones ya aplicadas. Como cuando leemos INGLATERRA o INTEGRARLA.
Pero en algunas ocasiones, que son las que nos interesan en este módulo, nuestro cerebro va a poner en marcha procesos mentales que generen soluciones nunca vistas antes, conectando conceptos que anteriormente no tenían conexión aparente, como cuando nos imaginamos un lugar fantástico llamado INTEGLARRA.
Es lo que conocemos como creatividad.
¿Y qué tiene que decir la educación sobre esto?
En la actual sociedad que nos ha tocado vivir tenemos un acceso casi ilimitado a la información. Pero como se hace evidente cada día en los telediarios, eso no es suficiente para mejorar la vida de la gente. El papel de los sistemas educativos es, precisamente, transformar toda esa información en conocimiento; necesitamos más que nunca que nuestro alumnado tenga la flexibilidad cerebral suficiente para que, con la misma información compartida por todos, sean capaces de generar conocimientos nuevos y originales, que no estaban antes. Y compartirlos con los demás para que los perfeccionen y generen a su vez nuevos conocimientos.
La generación que estamos educando actualmente se va a encontrar con enormes retos en el futuro.
Según un estudio de la Universidad de Oxford[4], aproximadamente la mitad de los empleos están en riesgo de desaparecer en las próximas décadas debido a los avances en automatización e inteligencia artificial. Es decir, no sabemos muy bien cómo va a ser el mercado laboral al que se van a tener que enfrentar nuestros alumnos.
También las redes sociales están provocando cambios vertiginosos en conceptos tan vitales como la intimidad o la realidad. En la sociedad de la post-verdad y del deep fake, va a ser muy difícil distinguir lo que es real de lo que no lo es.
Es nuestro deber como docentes, por tanto, ser capaces de darles las herramientas necesarias para que consigan dar respuestas eficaces, flexibles y originales a todos esos retos a los que se van a enfrentar.
Ese es, precisamente, el objetivo que nos hemos marcado en el módulo ‘Dinamismo creativo de la persona’ del Curso de Especialista en Educación Emocional, Social y de la Creatividad para la Transformación Educativa de la Universidad Francisco de Vitoria y la Fundación Botín, que va ya por su tercera edición.
Para contribuir a esta transformación educativa trabajamos la creatividad desde este ángulo. Todos somos creativos, lo único que necesitamos es entrenar nuestra creatividad y aunque nuestro cerebro no nos lo vaya a poner fácil, en este módulo aprenderemos las técnicas y las estrategias necesarias para que nuestra creatividad crezca.
Y lo pondremos en práctica.
Te animamos a embarcarte en esta aventura, 100% on line.